Nuestro pueblo
Uno de los más típicos pueblos marineros de Galicia (son famosas sus langostas), La Guardia limita con Portugal por la frontera natural del río Miño y se asoma por el sudeste al Océano Atlántico. Debido a su cercanía marítima, el monte Santa Tecla, de 314 m. permite unas vistas excelentes de la desembocadura del río Miño, el Océano Atlántico y los montes de Portugal y Galicia. Entre sus monumentos se encuentra el Monasterio de Benedictinas (1558), la iglesia parroquial erigida sobre un antiguo templo del siglo X y las casas solariegas de los Correa y los Somoza.
viernes, 30 de agosto de 2013 a las 20:48
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menudo fraude.
Eu son guardés, dos que viven fora hai tempo por motivos laborais e que regresan gustosos a terra de cando en vez. ¿Dende cando A Guarda é La Guardia? ¿Monte Trega, dende cando? Ó ver esta páxina pensei: Que ben, podo informarme do que pasa na vila...decepción dende o comezo. Será o novo efecto Feijo... Por certo ¿Onde están as novas?
sábado, 11 de abril de 2009 a las 9:51
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Bienvenidos a Guarda
Como en la mayor parte de los Puertos de Mar, el punto de partida de la ruta por la villa de A Guarda comienza en su puerto pesquero, el primero de la costa gallega o el último según se mire. Con una considerable flota pesquera, merece la pena contemplar la imagen llena de colorido de los barcos cuando vuelven de fanear, para subastar sus capturas en la lonja. El Monumento al Pescador es un recuerdo de todas estas gentes que han sido el principal sustento de la población.
Desde aquí, existen dos posibles rutas: una bastante larga que nos lleva por el PaseoMarítimo hasta la Playa de Area Grande, despues de pasar por la atalaya y un antiguo molino de costa.
A Guarda, también se le conoce como la "Capital de la Langosta".
A Guarda cuenta la Plaza de Chan de Conde donde se encuentra el Convento de San Benito, que fue habitado por monjas de la orden benedictina desde su fundación en 1588. La actual iglesia es del siglo XVI, siendo costeadas las obras por la familia de los Ozores y Soutomaior, algunas de cuyas mujeres tomaron el hábito en aquella época.
En el interior del templo podemos ver unos interesantes retablos barrocos y sepulcros entre los que se destaca en el altar mayor el de su fundador, Don Alvaro Ozores y Soutomaior. En la actualidad, se ha reconvertido en un hotel alrededor del pequeño claustro. Adosado al convento, se ha construido un pequeño auditorio para disfrutar al aire libre de los diversos eventos programados.
En el paisaje de A Guarda nos encontramos con la Iglesia de Santa María que fue construida en el año 1.576 sobre las ruinas de un antiguo templo prerrománico del s. X, del que aún se conservan restos de los capiteles y elementos de decoración. Es de nave rectangular. En el interior de sus capillas guarda interesantes piezas y objetos de valor artístico, destacamos su fachada barroca de grandes curvas rematadas en volutas. La torre lateral, que fue adosada en el siglo XIX, tiene un bacón a lo largo de su perímetro rematando en pináculos con bolas, ejemplo claro del barroco.
En su interior se conservan partes de antiguos retablos de artistas portugueses. En cada una de las capillas podemos ver diversas ornamentaciones y escudos de la época, entre las que destacan las tallas del escultor guardés Cándido Sobrino
También esta villa cuenta con numerosas capillas y varias ermitas Ejemplos: San Roque, San Lorenzo, La Guía... que podrás visitar.
A Guarda cuenta con el Castillo de Santa Cruz que fue edificado a lo largo del s. XVII. Tuvo que ser construido para hacer frente a la gran cantidad de invasiones extranjeras.
Una atractiva carretera, con bellísimas vistas, nos conduce al legendario monte Santa Tecla, conocido por sus espectaculares vistas panorámicas, su citania y su riqueza arqueológica. En la cima, situada a 341 m., encontramos el Pico de San Francisco y O Facho, miradores naturales sobre la localidad y la desembocadura del Miño, el valle del Rosal y el vecino Portugal. En este privilegiado lugar se ubica también la ermita dedicada a Santa Tecla, importante por la antigüedad del culto que en ella se celebra.
Debe completarse la estancia en este lugar con la visita al museo, en el que se exponen restos arqueológicos hallados en el mismo monte. Aquí se pueden ver piezas del Paleolítico, Neolítico, Edad del Bronce y de la cultura castreña; objetos de la época romana y una espléndida colección numismática formada por monedas de plata, bronce y cobre, de los siglos I a.c. al IV d.c.
Ya en el descenso podemos visitar la citania (poblado galaico-romano) cuyas excavaciones se iniciaron en el año 1913. Desde entonces se han venido realizando sucesivas campañas de limpieza y consolidación para ofrecer en la actualidad un panorama inédito de la civilización castreña, ampliamente romanizada. Para comprender mejor la civilización de aquella época, arqueólogos especializados han reconstruido varias viviendas del poblado. Entre la citania y la cima del monte se puede realizar un paseo, siguiendo el monumental Vía Crucis, obra del escultor valenciano Julio Vicent Mengual.
jueves, 20 de mayo de 2004 a las 0:00
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