Tontopía...
En esta España cañí, la del toro y los chorizos, no se puede hacer pipí sin que te miren los rizos. Si te pillan con el pito salpicando la cuneta lo declaran más delito que si fueras de la ETA. ¡Pero... quién cojones da unas leyes tan absurdas! ¿Son descendientes de Alá o de locas hordas kurdas? ¡¡No queremos dictaduras ni de francos ni de normas!! No queremos ligaduras, no necesitamos hormas. Queremos vivir en paz azotados por la brisa y que reine en nuestra faz una perenne sonrisa.
martes, 20 de agosto de 2013 a las 18:48
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En Fa...lego
Onte, de volta no lar, falando... falando, deixei de falar. Falaba do vento, falaba do mar, falaba da fala que fala meu pai. Se falo da fala que fala un meniño non fago que fale porque é pequeniño; ti falo falar como fala un porquiño. Son cousas da fala: falar por falar. PacoBarxa
martes, 20 de agosto de 2013 a las 10:48
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O Mascareñas atopa un tesouro na Serra.
Me viene a la memoria un cuento muy sabroso. Lo cantan los del Valle, lo silban en Terroso: andaba el Mascareñas en busca de un raposo y allá entre Peñas Libres tropieza con un oso.
La cosa no tendría mayor complicación que verse sorprendido bajando el pantalón, pues comas lo que comas después de un atracón, vacías la caldera y evitas la explosión.
Pues eso es lo que cuentan vecinos bien formados, curtidos en las "leiras", pulidos en los prados, pastores de la sierra que cuidan sus ganados y viene luego el fisco y jode a los cuitados.
El oso es animal por pocos conocido: se cría en la montaña, después es abducido, llevado en una jaula y acaba entumecido. Si el circo no es muy bueno lo comen en cocido.
Mas voy a lo que importa dejando aparte el rollo: estaba nuestro amigo sentado como un pollo, que en esa posición se cuece bien el bollo y sale por la puerta salvando todo escollo.
No escucha aquellos pasos que vienen por detrás, tampoco oye los gritos del primo de Tomás... cantando como estaba la copla "Carrasclás", bonita serenata con pedos y algo más.
El oso muy curioso se rasca la nariz. Le huele a queso fresco, almendras de Allariz, pimientos en vinagre, aletas de perdiz: al fin saca la lengua y lame el regaliz.
Es duro de pensar el susto del letrado: se quita los calzones y sale escopetado dejando tras de si un rastro tan trillado que el oso lo persigue feliz y enamorado.
Se mete en una cueva que encuentra en el camino siquiera se pregunta "será de algún vecino"; Entonces ve que el oso se sienta bajo un pino... y deja que la suerte decida su destino.
Tranquilo ya el buen hombre resopla cuatro veces; le vienen a la mente los días cuando creces: te escapas de tu casa, te largas hasta Feces y sólo con un palo pescabas treinta peces.
Al fondo de la cueva se cuelgan dos vampiros: escuchan el silencio y a veces los respiros de un oso muy peludo y un niño entre suspiros que busca a su mamá... ¡Y fuera suenan tiros!
¡Despierta el Mascareñas pensando, con el susto, que allí se acaba todo y no de muy buen gusto asoma las narices por ver algo más justo y allí encuentra la bestia comiendo de un arbusto!
El oso se le acerca con algo de reparo pues sabe que ya lleva diez años en el paro. Se quita la careta, se ríe con descaro con ese movimiento ya queda todo claro.
Se enteran en Vilaza, también en la Rasela. Felipe el de Mandín se escapa de la escuela, Manolo el de las cabras discute con su abuela dejando al descubierto dos dientes y una muela.
La historia añade el dato que sólo cuenta un loro: parece que en la cueva había un saco de oro y todos pretendían quedar con el tesoro. Entonces unas voces sonaron bien a coro: "¡Que monte el Mascareñas dos veces ese toro y suya es la fortuna, porque lo dice el Moro!"
Penso que algún xa ten pra ler un pouco.
Paco
lunes, 22 de abril de 2013 a las 21:50
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