Canto a mi nieta
Adriana, mi Adriana, no te pegues con el sol esta mañana.
Son tus ojos dos luceros que iluminan tu ventana; son tan bellos y brillantes que le das envidia al alba.
Adriana, mi Adriana, tú compites con el sol cada mañana.
El carmín de tus mejillas es tan puro como el agua. Cada vez que tú te acercas se pone la mar en calma.
¡Ay mi niña, niña, niña... dóde están las esmeraldas! Quiero hacerte mil collares que te envuelvan cuando nazcas.
Adriana, mi Adriana... luz que asoma en lontanaza, dale brillo a las estrellas que tachonan las galaxias.
Adriana, mi Adriana, quiérele bien a tu madre. Cuando se cierran las puertas sólo el cariño las abre.
(Canto a mi nieta que viene en el tren de Paqrís). Bon voyage, ma belle!
jueves, 05 de diciembre de 2013 a las 19:00
|
|
Pulpo a la chapuza
El pulpo es uno de los animales marinos más abundante en las costas gallegas. También los hay en el interior; pero lo disimulan disfrazados de políticos.Llamado por los griegos Octopus o Polipus, es éste un cefalópodo, lo que quiere decir que lleva los pies en la cabeza, ahorrándose el cuerpo, que en los tiempos que corren sería muy malo de mantener. No conforme con dos patas como todo cristiano, o cuatro como los burros, el condenado se sale al mercado con ocho patas. ¡¡Ocho patas, que comparadas con las de un ciempiés son una mierda espichada en un palo!! En la actualidad se le reconoce entre los explotadores del gremio por el nombre de Kefalópodos, que si tiene los pies en la cabeza ya no necesita sombrero. Hay quien dice que todos los gallegos estamos obligados a hinflarnos de pulpo en las romerías hasta que no quepa más en el bandullo. ¡Pues no, mentira cochina! Aquí nadie obliga a nadie a probar el pulpo. Nuestras obligaciones son privarnos de todo lo bueno que produce nuestra tierra para que coman hasta atragantarse los madrileños, los castellanos, los de más allá del Ebro, en donde todos guardan silencio ante las estupideces que les cuenta alguno Más espabilado que el resto. El RESTO es en donde acaba el TORSIDO, o sea, el culo. Para cocinar el pulpo, (crudo se te agarra con las ventosas a la garganta y no hay dios que lo trague) hay que seguir un ritual que ya practicaba Yahvé antes de ocurrírsele fabricar el muñeco aquel, Tú y Yo, que le iba a cuidar el Jardín, aunque después le salió rana y se comió todas las manzanas de la cosecha. Para ablandar el pulpo se aconseja congelarlo antes. Si no tienes congelador (al precio que está la luz poca gente puede disfrutar de tal lujo) le soplas con fuerza durante ocho horas hasta que notes que no te queda aire en los pulmones. Tras comprobar con el aparatito ese de los soplagaitas de la carretera en busca de restos de metílico, para que sea oficial, agarras el pulpo por la cabeza (fíjate bien y no lo cojas por los tirabeques) y le das la mayor de las palizas que te puedas imaginar a una de las piedras del muro de las Lamentaciones de Jerusalén. No significa esto que tengas que desplazarte a Jerusalén. Puedes machacarlo con el palo de la escoba, siempre que sea de palo, encima de la cama... no se vaya a creer el vecino que estás apaleando al gato y te lleves una sorpresa al abrir la puerta y encontrarte con toda la Protectora de animales pidiéndote explicaciones por preparar tu comida con maltrato animal. Una vez machacado el pulpo machacas también el ajo, no porque el ajo sea necesario, sino porque está para que lo machaquen. Una vez terminado el machaqueo lo agarras, si es que aún queda algo del animal, por la punta de los tentáculos y lo sumerges suavemente en una pota de agua hirviendo. No lo tires de cabeza a la piscina porque te va a salpicar todo y el agua hirviendo no es buena para el cutis. Le haces tres o cuatro inmersiones en la "pucheira" para que quede bien bautizado y lo dejas disfrutar de la hervura hasta que le salgan pelos en las orejas, lo cual quiere decir que no sirve para comer porque entró en fase de descomposición. Y cuando uno está descompuesto... lo mejor es sentarse durante diez minutos y luego tirar de la cadena con elegancia. A esta técnica se le llama "asustar al pulpo" para que no vuelva a acercarse a la costa y no se fíe nunca cuando le ofrecen una nasa en lugar de una casa con hipoteca. ¡Lo dicho, buen provecho!
domingo, 01 de diciembre de 2013 a las 10:56
|
|
Muller de quen...
En tempos moi lonxanos houbo na Proba do Carabuñal (que non pensen os da Pobra do Caramiñal que estou a falar deles) unha muller tan ferregacheira que sempre lle andaba a bulir nos ferregachos ós homes da parroquia. Os domingos no lugar de ir á misa coma todas as mulleres, sacaba o seu galo a dar unhas reviravoltas por o termo na procura de pitanza para ela e máis o animal, que galar galaba moito, pero non puña. O único que puña perdidos eran os galiñeiros dos veciños ós que entraba coma se na súa casa estivera. E non penses ti que ía por as pitas... O primeiro que facía era esgarabatar por debaixo da reixa de aramio para poder entrar; acto seguido acarrexaba canto ovo atopara nos poleiros... e para rematar a función esfarfallotaba todo ata non deixar pés con cabeza. No intre o can, que era un cagarola, ollábao agochado tras un peido de pita chocosa que sempre estaba a durmir nun recanto do escenario. O galo iste fíxose con moita sona alá no Carabuñal. Co peteiro axiña carabuñaba canto millo atopase no agro. Seica era neto do galo de Barcelos, que cantar cantaba coma un cuco; pero do seu cú non saía nada de nada, agás o esterco. Chamábanlle os outros galos o menistro da facenda, porque todos os animais do lugar traballaban para il. E para máis dicir tiña dereito de pernada... Pois... deixando o galo coas pitas imos repasar un chisco a vida da muller, que non sei eu se aprendeu ela do galo ou se era o galo quen lle seguía a ela a rastreira. Eu non a coñecín en persoa, non vaias a pensar no conto, porque iste é un verdadeiro caso ovni do que ninguén lembra a procedencia nin a incidencia social. Empezou como presentadora do tempo na tvg nos anos dos triunviros, que non sei quén carallo eran. Seica moraban entre laxes, mariñas e barreiros, e non foi moito o prestixio que acadaron dado que ó remate da lexislatura deixaron as praias acuguladas de chapa de pote derretida por mor da inmensidade de incendios que houbo aquel ano na terra dos galizos. Postos todos de novo no verdadeiro camiño do san Chago o de Betanzos empezaron a sementar lentellas e graos de vico, tamén ditos garabanzos ou garabullos.... ¡Naquelas terras medraba cada garabullo, meu Deus, que os de Lugo ata os poñían de estadullos, inda que alá lles chamen fungueiros só por foder a gramática da lingua labrega! Tamén empezou a catedral a botar fumeiro, que os bombeiros de Castroverde pensaban se non estaría a arder a coroa do apóstolo ou as tapas do códice calostrino... ¡Eu só sei que entre chispas andaba a pomba!, como dixo fai tempo a cociñeira de Calcuta. Pois... entre isóvaras, prespectivas, orballiscadas, maruxías e que chova... a muller tivo que deixar o traballo porque con tanto ERE como se xuntou acabou prenunciando as palabras como fan os fganceses de megda e a xente das aldeas non entendía un galego tan xuntego, cando na realidade levaban moitos anos da súa vida falando o galego que lles ensinaran seus pais, avós e toda a parroquia que os precedía. ( Xa virá máis, que non sempre está ún para maniobras dixitais)
viernes, 29 de noviembre de 2013 a las 17:04
|
|
Entre pitos...
Le dijo el otro día la frágil chirimía al bombardino: "No seas tan ladino, que sólo con mirarte desafino". No entiendo de los tratos que forman en la orquesta la flauta y la celesta los bombos con los platos, ni sé si puedo darles triángulos con charles, las cuerdas con el viento que afina el instrumento. Ya ves que es absoluta la buena convivencia, que empieza en la batuta y acaba en la cadencia de dulces melodías. La noche... entre dos días. ¡Pues sí, menudo broche! Cuidar de tu cerebro es un derroche.
viernes, 29 de noviembre de 2013 a las 8:39
|
|
Tango tengo
Quisiera ser un becuadro en sinfonía en Re mayor que desafine al clarinete, descalcifique la ocarina, le deje paso al ukelele y que le obligue a darle palos al libreto al director. Como un mordente quiero ser sin importancia, que da cierta elegancia al ritmo del compás... y nada más. Muy sostenidos se crecen los bemoles, con rizos caracoles, compás de dos por dos... con la ilusión de esa vieja viola, pegada a una farola que pasa la berbena tirando del porrón. ¡Porrón, porrón, porrón de barro, que antes eras un jarro y ahora fíjate... has olvidado que todo era prestado para ponerte en pie! "Del rincón en el ángulo oscuro, de Gustavo tal vez olvidada.."
martes, 26 de noviembre de 2013 a las 18:20
|