Nota para os amigos
Se alguén bota de menos as miñas cousas, teño que decir que se me averiou o ordenador e no podo acceder á información que hai nel. Xa merquei outro e con este sigo adiante. Un saúdo.
sábado, 14 de marzo de 2015 a las 11:32
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Charradas al canto
Con-traste suena la guitarra, con-suelo no te hundes, con-sumo te haces japonés, con- trato te amansas, con-suegra estás perdido, con-sigo si lo logro, con-curro no estoy en paro, con-texto soy un libro, con-viene si se fue antes, con-paro así está el país, con-trabajo duermo boca abajo, con-trabando soy un maqui... ¡Contra, maestre, ya está bien de chorradas!
viernes, 13 de febrero de 2015 a las 19:51
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¡¡Aaaaaachíssss!!
 Hoy he visto lo pequeño que es un virus y lo peligroso que puede llegar a ser si lo financian desde Venezuela. Desperté con un moquillo que me llegaba a las rodillas. Me levanté y me llegó a los pies. ¡Eso no podía seguir así! Me aliñé un poco con mi abrigo, la bufanda, las botas de agua, el paraguas, el pasamontañas, la canoa hinchable, el chicle hinchable, la flauta de Bartolo, lavanda inglesa de gal, más agua bendita de la sierra, una escopeta de balines, dos cebolletas francesas, un escorpión de Chile, una espina de cactus borriquero... No sigo porque estaría escribiendo tres días sólo para el prólogo. El prólogo es como la obertura de una sinfonía, pero en letras del tesoro. Si te queda alguna duda se lo dices a Montoro. No te lo va a aclarar, aunque es posible que te ponga una sanción por blanqueo de camiseta. ¡Cuidado con la lejía de Suiza! Entonces, animado por la vecina del lado izquierdo de la cama, decidí ir al doctor. Muy docto el doctor. Aunque es aún doctor en prácticas a sus setenta años, su reputación lo trae de boca en boca de medio mundo.
- ¡Doctor, yo no sé qué rayos ha entrado en mi garganta que no paro de..!
- ¡¡No paro de... no paro de... no paro de..!! ¡Pamplinas a la vinagreta de sidra! Está más claro que el agua después de una tormenta. Lo suyo es un virus.
- Si sólo es un virus, doctor, con darle un martillazo en la cabeza es suficiente para devolverme lo que me ha robado.
- Es que es un virus tipo Hulk, que se pone verde cuando se cabrea. Y si se cabrea Hulk...
- Le hacemos cosquillas con una pluma de pavo real y queda más relajado que un rayo congelado.
- ¿Cómo se congela un rayo?
- Haciéndole una raya.
- ¿Me quiere tomar el pelo?
- No, que está sucio.
- ¿Mi pelo sucio..? ¡Pero si soy calvo!
- No me había dado cuenta, doctor Calvo. Perdone.
- Se perdona cuando hay ofensa. Si no hay ofensa... Para que ese virus lo deje en paz lo antes posible le recetaré un buen antivirus para contrarrestar sus efectos mortíferos.
- ¿Tan letal es, doctor?
- Él solo no es peligroso; pero si le pegan un tiro con el virus dentro... se muere.
- ¡El virus!
- No, usted.
- ¡Qué mala pata! Mañana tenía pensado ir de caza.
- ¿Con ese virus..? ¡Ni muerto se le ocurra ir! Métase en cama hasta que lo despierte Bubu.
- Ni que fuese yo el oso Yogui...
No sé qué dirás tú. El doctor quedó repitiendo todas las aventuras de don Quijote de la Manga Ancha en un idioma que sólo él entiende. ¡Si será mastuerzo..! Con el esfuerzo mental que tuve que hacer se me disparó la fiebre y el pobre virus se achicharró antes de aplicarle el antivirus. Está visto que algunos, al ver el peligro, desaparecen.
viernes, 13 de febrero de 2015 a las 19:51
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"Se a Candelaria chora está o inverno fóra"...
Hace años a aquella cajita de madera que había en las Iglesias, y que pasábamos los monaguillos por toda la concurrencia por si caían unas perras, gordas o chicas, que todo sumaba, se le llamaba Cepillo. En las Iglesias de estos tiempos se le llama Monedero. En realidad el nombre no importa mucho; pero la forma sí que importa... y más. Si querías birlar unos céntimos de peseta, que más no caía en el ordinario de la misa, tenías que sacudir la caja y era tan pequeña la ranura que de puñetera chiripa, como en Grecia, te podría encestar una perrona de Pascuas en Ramos, con mayúscula. Si te querías meter la caja en el bolsillo para romperla con una piedra a la salida del atrio, que los martillos estaban prohibidos a todos los que no fuesen carpinteros por aquello de la "hoz y el martillo", se te iba a notar demasiado el "paquete" y de inmediato te interceptaba cualquier ciudadano devoto de santa Rita, que da pero no quita... Sin embargo con el Monedero la cosa es tan fácil, tan académicamente fácil como plantar una tienda en la Puerta del Sol de Madrid y salir diciendo que aquí empezó la salvación de la nación. El Monedero se puede colar en cualquier bolsillo, por muy estrecho que sea el vaquero del Alcampo... incluso... incluso en las alforjas pectorales como hacía doña Elisa cuando limpiaba las estanterías de la pastelería del vecino. Sus pechos no eran chúcaros de miel, aunque era tal su delantera que malamente podía ver el bordillo de la acera cuando cruzaba la calle, siempre en diagonal para disimular la silueta. En sus alforjas llevaba pan para alimentar todo el palomar. Bescansen un poco sus mentes y luego piensen. Hoy, día de la Candelaria, cómo no se pondrán los monaguillos de las pocas Iglesias que quedan activas cuando sus cepillos-monederos hayan recorrido toda la plaza. ¿¿Cómo estaba la plaza?? ¡¡¡Asín, asín, abarrotáaa!! Os lo digo yo, que fui obispo de Constanteinopia allá por los años.... Si alguno tiene dudas sobre mi veracidad os presento todos los documentos parroquiales que me pidáis. Como sé que no escribo para tontos, si alguno se da por aludido que presente sus quejas en el Charlie Hebdo, pero sin fusil. Yo, de momento, pienso... luego insisto.
lunes, 02 de febrero de 2015 a las 18:08
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As Candelas de Terroso
Era a festa das Candelas alá na aldea. Acórdome de aquello coma se fora hoxe, inda que hoxe non me pasa o que me pasaba de aquela. Cando empezaban a fungar os foguetes que botaban os de Pazos, que eran os fogueteiros de más sona naqueles anos, eu enguábame debaixo da cama e xa podían darme a lúa que de alí non saía nin morto. Aquello non era medo. Ún ten medo cando pensa que lle pode caír una chispa na cachola si se agocha debaixo dun castiñeiro un día de tronada. Tamén lle podes ter medo ó lobo se vas por un camiño solitario unha noite de xiada; pero se levas un bo sacho... tiras co sacho e pés para qué vos quero...
Para que eu lle perderá o medo ás bombas da festa tivo que meu pai urdir un sistema métrico decimal moi diferente do que estaba a vixir na meirande parte da terra. Primeiro collía un cachiño de mecha e prendíalle lume, logo un canelo cheo de pólvora dos que emporrar o foguete cara o ceo. Ó fin, cando xa me víu máis convencido púxolle unha boa mazaroca de estoupo e ¡alá vai o demo cara o ceo deixando unha rastreira de fume! Pois, inda que non o creas, fixo que dende entón fose dos primeiros en ir pillar as varas de canafrecha unha vez estoupaban os petardos. E cando eran de moitos estralos... eu ría coma un becerro cando ten unha chota diante co rabo ergueito..... ¡Ei, non penses mal!
lunes, 02 de febrero de 2015 a las 18:08
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