¡Qué burro es el asno!
Terroso es el cachito de tierra más hermoso de este planeta. Si vas allá encontrarás de todo, porque allí hay de todo lo que hay. Podría haber muchas otras cosas; pero nos conformamos con lo que hay. Y si alguna cosa no hay hoy día, antes había a montones. Pongo por ejemplo al burro. En casi todas las familias había un burro, que se empleaban para llevar el grano al molino y traer de vuelta la suave harina del centeno o del maíz, con la que las abuelas amasaban un pan que se comía solo. Se comía solo porque en aquellos tiempos apenas había chorizos para acompañar el pan. Y te hablo de los chorizos alargados, que se ataban a un palo y se colgaba a secar encima de la lareira, y no de esos de camisa y corbata que tanto abundan por otros predios... El que no tenía un burro en casa se veía obligado a cargar él mismo con el saco para hacer el tan necesario transporte molinero. Y si no ibas al molino... el grano solo no hacía pan. A lo más que podías aspirar era a las palomitas de maíz, aunque de aquellas aún no se habían inventado, pero sí se asaban las mazorcas al calor de las brasas y eran un "mangiare divino" acompañado con el que vino de la bodega, después de ser estrujada su madre la uva con los pies callosos de las gentes más sanas que la historia haya producido. Y volviendo al burro (para que vean algunos que había sincronismo absoluto con nuestros animales), cuando no iban al molino se ofrecían voluntariamente a traerte a lomos como si de un paquete se tratase. ¡Pa-qué-te voy a decir yo las veces que monté en burro! Y no creas que el animal era obligado a traerte y llevarte encima, porque cuando no quería daba cuatro coces al aire (pinotes en mi tierra) y salías disparado cagando virutas. Otra de las ventajas del burro es que funcionaba a hierba, verde o seca (el heno o feno), que se guardaba en grandes pajares en las eras o metido en palleiras adecuadas. En ese aspecto siempre hubo pequeñas diferencias en el reino de los Condes, ya que Galicia lo que se dice un reino nunca lo fue del todo. Para su mantenimiento apenas necesitabas una cuerda, una estaca y un prado en donde clavarla, la estaca. A mi me hacía una gracia enorme cuando un burro comía. Iba cortando la hierba con sus dientes delanteros en forma de paleta, acto seguido erguía la cabeza y se pasaba algún tiempo rumiando mientras contemplaba el ambiente por si algún otro burro lo miraba. ¡Y los muy cabritos se reían de ti enseñando aquellos dientes que ya quisiera yo, que tengo dentadura postiza! Y volvían a triscar y triscar, triscar y triscar... Pero aquellos tiempos volaron como el viento de aquella película que se lo llevó todo en forma de tornado sin retorno. Hace apenas unos segundos (si no se me ocurrió antes es porque soy un poco lento de reflejos) se me ocurrió que, recuperando el burro para el transporte urbano, podía la DGT solucionar todo ese "embarullamiento" mental que nos están intentando meter por la fuerza nibelunga de costumbres de ultratumba. Lo del combustible estaba solucionado, porque, con tanta zona verde como hay en casi todas las urbes, con sacarlos a pasear una hora ya le quedaban las baterías recargadas para otras doce horas de ridículo trabajo acarreando monos por unas calles de mármol o casi... ¡que dejan más comisiones que las que cobran los bancos por dejar en ellos trescientos euros, que más no te permiten tener! Presenté el proyecto en Bruselas por si se le podía dar alguna aplicación de interés turístico y de momento el mayor problema es qué hacer con esos pastelitos en que convierten la hierba, porque ensucian un poco los caminos y siempre puede haber alguno con hambre que los quiera comercializar para consumo humano. ¡Y que no te extrañe, porque los escarabajos peloteros viven de eso! Me vuelvo a Terroso, porque eso de confundir el ajo con la cebolla puede tener consecuencias inesperadas. Mi pueblo es mi pueblo y supongo que tu pueblo será tu pueblo. El que no tenga pueblo que lo busque, porque los indios Yanomami ya no adoptan a más "despopularizados". Es muy popular el hecho de tener pueblo. Por eso los que no lo tienen acampan en las plazas públicas con la intención de echar raíces. Como son terrenos de nadie... ¡Mientras las aldeas están desiertas nos peleamos por los colores de un trapo (drapeau) atado a un palo! Cuanto más nos alejamos del mono más nos parecemos a él.
viernes, 20 de junio de 2014 a las 22:06
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Cántiga
Na miña hortiña, na horta que eu teño, poño cebolas, e médranme grelos. Médranme grelos que saen do nabo, verdes, tenriños pra facer o caldo. Patacas da miña leira non podes comer, Martiña, porque se queres comelas tés que enxougarme a cociña. Non che pido que ma fregues porque dá moito traballo. Só che pido que ma enxougues e que ma fretes con allo. Na miña lareira, na casa que eu teño, se queres o caldo está o pote cheo. Maruxa ven do muíño, chega toda enfariñada. Déixame a casa branquiña. con só sacudirlle a saia. Baila, Maruxiña, baila muiñeira, que hai moito borrallo na miña lareira.
lunes, 16 de junio de 2014 a las 17:03
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En Redondela...
En Redondela din que una vaca paríu una vitela. ¡Qué coisa máis rara, Manoela, que cando pariche fixeche coma ela! Na illa de Sansimón houbo presos e leprosos; pero agora soio van os percebes máis babosos. ¡Que che cai a baba, que che can os mocos e móllanche a saia e énchenche os zocos! ¡¡Hei, Maruxa, lava o refaixo, que xa xheira moito o que tés debaixo!
lunes, 16 de junio de 2014 a las 10:14
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Ante la pregunta...
Ante la pregunta de "Quién va a salvar este país" unos responden: - Pudimos, pero no quisimos. Y se ponen cara al sol. Otros: - Podemos, pero no se fían. Y se dejan la cola, que ya crece sola. Otros: - Podamos todo lo que sobra. Y dejan la viña más pelá que las pelas. Muchos afirman: - Pedimos, pero no nos dan. No les dan porque no hacen más que pedir. Los que más, responden: - Podríamos si lo intentásemos. Intentarlo ya es algo, pero no basta. Al final todos acaban el cuento con: - Pudrimos cuanto tocamos. ¡Es ley de corrupción! "Y viéndoos, mi señor, en esta tal compostura, yo parezco el herrador y Vos la cabalgadura". "Resuciten los feos, que no muera ninguno, no se queje ninguno, ninguno, ninguno, ninguno tan feo".
miércoles, 11 de junio de 2014 a las 21:11
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Vamos a ver...
Vamos a ver... ¿qué le hicimos a los gabachos invasores en tiempos del P.P. Botella para que los napoleónicos volviesen a sus tierras y no nos desbalijasen más obras de arte? Los echamos a palos. En muchos pueblos aún celebramos las palizas. Ya que ahora somos un poco más civilizados podríamos, si se diera el caso, echarlos no a estacazos, que suena mal, sino a pucherazos. ¡Pero bien llenos de piedras los "pucheros electorales"!
miércoles, 11 de junio de 2014 a las 18:32
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