El bolsillo de los poetas
No es muy fácil encontrar castañas en un negrillo ni tampoco ver el mar encerrado en un bolsillo. Dicen que un viejo gruñón quiso guardar la merienda en el fondo del zurrón. Se va tranquilo a la tienda, compra una barra de pan, pone en él lo que le dan, conformando un bocadillo. Mas resulta que un listillo, con hocico de ratón, se cuela dentro, el lambón. El viejo no se da cuenta de que hay moros en la venta. Ya llevaba en el camino tiempo sobrado y el hambre le propina un buen calambre donde empieza el intestino. Sin pensarlo muchas veces si te rechinan los dientes lo mejor es que te sientes a comer, pues desfalleces. Dicho y hecho: mal encuentro. Abre el hombre su mochila; pero al instante vacila pues algo se mueve dentro. El ratón, muy hogareño, ya está en el séptimo sueño desfrutando del regalo. ¡El viejo coge su palo y le da tal castañazo que le queda el espinazo más molido que la harina! ¿Moraleja? Se adivina: muchas veces el poeta quiere llegar a la meta no sabiendo como hacerlo y le es más fácil cogerlo que estrujarse la chaveta. Por eso hay tanto ratón que aprovecha la ocasión y se cuela... por su jeta. (Regalo de verano para aficionados al tema)
jueves, 24 de julio de 2014 a las 9:16
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Con perdón!
¡Qué cochino es el marrano! Con sus jamones de cerdo, uno zurdo el otro izquierdo, te hace pensar en tu hermano, que es más puerco que un lechón cuando estira su lacón para estrecharte la mano. Hoy compré un jamón serrano y al pasarlo por la sierra noté que sólo en la tierra tenemos algo tan sano. Hay jamones tan bonitos que al pasar por las aceras te atrapan aunque no quieras y acabas diciendo a gritos: "¡Quién os pudiera cortar para después cocinar y comeros a cachitos!"
jueves, 24 de julio de 2014 a las 9:14
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Pincho en rosas
Son las rosas, perfumadas y sutiles, engañosas. ¡Se presentan tan gentiles, con tan suave terciopelo, vaporosas..! ¡Un camelo! Si te acercas y las tocas, pon cuidado: siempre esconden algo malo intencionado. Son tan locas que te mandan un reclamo cual gamuza le hace al gamo... y al instante, con dos cuernos por delante, ves el borde del abismo a dos pasos de ti mismo. Hoy te enfrentas a un dilema: o te vas al precipicio casi virgen cual novicio o te abrazas a ese fuego tormentoso que te quema.
lunes, 21 de julio de 2014 a las 10:20
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Canzonetta in Fa minore
A lo sumo asumo la responsabilidad de beberme un zumo y no me consumo pensando en si es legal o no... Sumo... y sigo bebiendo porque hoy no conduzco. Con ello reduzco un poco el mal colesterol de las autovías en vías de recibir millones de cajitas con ruedas que van a quemar carteras y desgastar carreteras para mayor gloria del turismo... ismo... ismo... ismo. Istmo de Panamá, que ya no existe ya por culpa del puñetero Canal con el que separaron las Américas, obligando a las anacondas a ponerse alas como las compresas para cruzar al sur camino del Amaçonas...çonas...çonas...çonas. Punto y aparte. La vida es un arte. Artemisa era una diosa del Olimpo, que unas veces iba a misa y otras se quedaba en casa. ¡Pero si vivía en el templo..! Los domingos se largaba a la montaña a disparar rayos con Zeus porque le aburría ver a tanto moro dándose de cabeza contra el suelo y a tanto cristiano clamando al cielo para que Ronaldo ganara los Mundiales. Menos los budistas, que les importa un bledo lo que pase a su lado y se suman a la vida del Sumo, del sumo-sacerdote que se encierra en su sancta sanctorum para refrescarse con el ozono que sale de las alas de los angelotes del arca de la Alianza. ¿Por qué el Buda tiene panza..? ¡Se sienten!
lunes, 14 de julio de 2014 a las 8:53
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¡¡¡Preciosa!!!
Si no me llaman preciosa me llaman espanta-patos. ¡Mira tú qué pretenciosa que hasta limpio mis zapatos! Son zapatos de charol... no me conformo con menos. Cada vez que salgo al sol tengo tres coches de renos que se ofrecen voluntarios por llevarme de paseo; tres docenas de canarios para enseñarme solfeo y una bruja con varita para marcar el compás. Cuando paso por la ermita le doy gracias a san Blas. No es muy santo que se diga, que comete pecadillos. Desde que me hice su amiga me regala bocadillos. Bocadillos de lechuga, bocaditos de jamón; bocadillos de pechuga con picante salchichón. ¡Ay, María la del Bierzo, tan versada en embutidos! ¿Quién ha sido ese mastuerzo que ha nublado mis sentidos? Por san Blas si no hay cigüeña... ¡mucho fuego en poca leña!
jueves, 03 de julio de 2014 a las 9:31
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