Imaginemos...
Imaginemos que los últimos habitantes de la Tierra son: un juez, un ministro de hacienda y un agricultor. Todo va funcionando bien hasta que un temporal destruye toda la cosecha del labrador. Como no se puede reponer la manduca, el agricultor se ve obligado a no pagar su recibo de la contribución, circunstancia que el ministro aprovecha para denunciarlo al juez que, visto lo visto y según las leyes vigentes, lo condena a prisión por falta gravísima ante la sociedad. El labrador se va a la cárcel, el juez impone, con orgullo, su autoridad nacida de una carrera que le permite disponer a voluntad de todo cuanto existe y el ministro se frota las manos maliciosamente al ver que nadie queda impune ante semejantes crímenes. Pasa un mes, pasan seis, pasa el año y al final de la primavera no se ve una brizna de cultivo que pueda dar frutos que llevar a la boca. Las reservas se terminan, los estómagos están cada vez más vacíos y la supuesta gente comienza a caer en el hoyo hasta el exterminio. Epitafio: "Tantas leyes y tan buenas, tanta justicia y tan eficiente, tanta res pública y la casa sin barrer... y se extinguen por tontos, por no tener patatas con que hacerse la tortilla, por no tener huevos para enfrentarse al abuso ni sal para vivir una vida digna sin ser esclavos de nadie". (Aunque está mal expresada... la idea de la cuestión es esa. ¿Nos extinguiremos como los dinosaurios porque el agricultor sigue en chirona..?)
miércoles, 13 de agosto de 2014 a las 13:05
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Los altramuces
Hace unos días estuvimos en familia en São Vicente da Raia, un pueblo portugués que no tiene nada que ver con ese pez de los bajos fondos marinos, que pega unos calambrazos que te electrocutan el coco. Tomamos unas cervejas que no por tomarlas las niñas se vuelven viejas. El camarero nos puso unos "tremoços", que, en la tierra que atraviesa el Tejo para bautizar el Alen-tejo, son un manjar "porreiro". Mi hija, de tanto leer el Lazarillo de Tormes, preguntó qué era aquello tan especial que nunca había probado aunque sí había oído hablar de sus virtudes. Y a decir verdad hay que saber comerlos... Se cogen con el índice y pulgar, se colocan ante la boca y se aprieta fuerte hasta que sale el interior disparado hacia la garganta, quedando la cáscara entre los dedos. Procura no apretar demasiado no te vaya a salir el disparo por la nuca. Nunca se sabe qué rumbo puede tomar un proyectil mal disparado. A lo dicho, Arturo, onde haxa tremaços non se precisan fabas... A propósito, si te cuadra pasar por esos lares date una escapada y disfruta de são Vicente da Raia, onde os homes de antes levaban pantalón e as mulleres saia.
miércoles, 13 de agosto de 2014 a las 13:04
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Cantar de ciego... (anónimo)
"Te cruzaste en mi camino como una vaca lechera y me fijé, por cretino, solamente en tus dos tetas; pero estaban más sobadas que la hierba en las cunetas. Yo, que nunca había tocado dos ciruelas en mi vida, tropecé con dos melones que me nublaron la vista. Como un ciego yo he caído entre dos enormes lunas. Mientras unas llevan todo otras quedan en ayunas. Hay lechugas en la feria y hay tomates en la mar. Hoy me veo yo flotando entre el índice y pulgar... En Camarzana de Tera vive un ciego tan cegato que confunde la pantera con un cachorro de gato. El gato no era una gata como aparenta por fuera aunque le cuelgue del pico eso que al pavo le cuelga, confundiendo los sentidos al volver de la taberna. Te cruzaste ante el destino como un rayo en la tormenta que interrumpe su camino antes de cruzar la puerta... Nadie sabe como ha sido... ni si ha sido en primavera".
miércoles, 06 de agosto de 2014 a las 16:30
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El humor de muchas....
El humor de muchas mujeres es como el tiempo en Galicia: nunca se sabe cuando necesitas el paraguas. ¡¡Menudo verano llevamos..!! El polvo del camino es más bien barro... que se te pega a los pies. Peregrino, no renuncies y sigue tu caminar, porque si llueve un poquillo... algún día va a parar... Tal vez alguno no entienda mi lenguaje enrevesado. ¡Lo siento mucho, compadre! Coge flores de otro prado. Alvíscase o que se alvisca, e se non xogas ó tute... podes xogar á birisca.
domingo, 03 de agosto de 2014 a las 18:00
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Barbacoa real
Te cuento... La guindilla y el pimiento me dicen que son cuñados aunque están algo enfadados. Cada vez que en el mercado me venden gato por liebre no me doy por enterado hasta que sube la fiebre. ¡¡Y resulta que no pican!! ¿Las sardinas.. corazón? Si no pican los pimientos de Padrón "¡¡Ai, carallo, cómo pican!!".. no diría aquel Borbón. ¡¡Pero pican... con razón!!
jueves, 31 de julio de 2014 a las 8:51
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