DATOS OBISPO VICENTE ALONSO SALGADO
Fueron frecuentes las visitas que Monseñor Vicente Alonso realizó a Verin, primero desde su residencia en Madrid y, posteriormente en la etapa en el rectorado del Colegio de los Escolapios, en el edificio de San Marcos, manteniendo relación con leoneses, algunos de ellos alumnos que nos relataban las virtudes que adornaban al fraile y, durante la primera década del último siglo ocuparon relevantes puestos en la vida leonesa, leoneses que nos hicieron un perfil de la personalidad del verinense que disfrutaba del recorrido por la capitalidad del entonces Reino y mantuvo relación con sacerdotes canónigos de la Catedral y de la Colegiata Basílica de San Isidoro, lo que permitió conocer las costumbres y tradiciones leonesas. Solía descansar en su casa familiar de Queirugas y en la Villa visitaba a los párrocos, con los que mantuvo correspondencia y conoció los avatares de aquellas feligresías, según dejó escrito quien firmaba artículos con las siglas C.C., que pertenecían a quien se hacía llamar cura de Castrelo. Así llegó a conocer aquel ilustre Prelado de la Maragatería, años en los que muchos ciudadanos de la Comarca emigraban a tierras americanas de Cuba, Argentina, y en los estados brasileños de Sao Paulo y Santos, lugares donde probaron fortuna y muchos regresaron al terruño con mejor o peor suerte. Conoció don Vicente a muchos de sus paisanos ilustres que destacaron en la vida sacerdotal con los que mantuvo amistad, en especial con clérigos dedicados a la enseñanza en centros religiosos orensanos, en Monforte y en Villafranca del Bierzo, lugares con internados donde se forjaron gentes verinenses. En más de una ocasión os referimos a una de las últimas visitas realizadas por el Prelado a Verin y recordamos una curiosa anécdota de finales de los años veinte o de 1930, cuando en A Rasela se dispuso oficiar en la festividad de San Blas. Unos vecinos del pueblo, por tratarse de tan ilustre oficiante en la festividad de un 5 de febrero, se propusieron reparar la policromía de la venerada Imagen, se pusieron en contacto con un pintor con estudio en la calle de las Puertas de Madrid, artista hermano de la famosa Bella Otero, tratando que reparase la deteriorada pintura de la venerada imagen de San Blas, dispuestos a abonar una pequeña cantidad de dinero, tan pequeña que el pintor les dio la negativa por respuesta. Coincidió que Otero, sufrió una afección gripal, y unas devotas de la calle le animaron que las acompañase al novenario en la pequeña iglesia de A Rasela. Así hizo el acompañante, quien, en pocas horas, comprobó que la dolencia había desparecido, lo que atribuyó a una cura del Santo. Así decidió el artista acompañar al grupo de beatas con el objeto de contactar con los vecinos que habían solicitado sus servicios. Estos se reafirmaron que solo disponían de aquellos "cuartos" ofrecidos. Así fue como Otero les pidió tuviesen abierta la iglesia para retocar con pintura y escayola la imagen, y no solo realizó los retoques, ya que, además de hacerlo de forma gratuita, dejó un donativo para aquella fecha festiva. Los vecinos, asombrados, por el cambio de proceder del pintor, haciéndose de cruces, creyeron en un milagro de su San Blas. De esta forma quedó restaurada la Imagen para que presidiera la Eucaristía solemne oficiada por Monseñor Vicente Alonso, auxiliado por el Abad de Queirugas y otros sacerdotes del alfo veronense. El Obispo tenía devoción especial por Nuestra Señora de los Remedios, iglesia donde solía oficiar Misa siempre acompañado por el Párroco de Castrelo y de Villamayor. Asimismo recordamos una ocasión presidir la Eucarístía en Abedes, siendo Abad don Antonio Armada y seminarista el vecino del pueblo, clérigo José Guerra, años después, párroco de Souteliño da Raya, única parroquia de la Diócesis de Orense en tierras portuguesas, aledañas a Boses y Casas dos Monte. Se recordaba en Verin las visitas al noviciado de los PP Mercedarios de la Merced, donde, en el libro de visitas quedó constancia de unas charlas a miembros de la V.O Terciaria de la Merced y frailes del hábito blanco, dándose la circunstancia de que don Vicente, en su juventud, había leído trabajos relacionados con el Colegio de Jesuitas y los monasterios de monjes y frailes franciscanos en Monterrey, que, durante su etapa en la Sede episcopal de Astorga revisó en los archivos diocesanos, que, en fecha más reciente, recogía el historiaor e investigador del obispado, don Augusto Quintana Prieto, director de Astorica. También tuvimos la oportunidad de recoger datos del sacerdote valdeorres, Barrio, o Cura do Mao, promotor de la Residencia de la Tercera Edad de Valdegodos y delegado del Ministerio de Educación en Provincia de Orense, profesor de Instituto e investigador que llegó a tratar al Prelado y vivencias pastorales por tierras de Valdeorras y O Bolo que don Vicente pateo, reuniéndose con sacerdotes en actos celebrados en O Barco y Viana, de los que dejó constancia en libros de visitas de su Diócesis. Es probable que Alonso Salgado conociese a don Marcelo Macias, ya que hay constancia de que conoció todo lo relacionado con la invasión napoleónica y la ocupación del Palacio Episcopal por el propio Napoleón, cuando ocupó la Ciudad que había sido sitiada por los franceses en diciembre de 1808, momento histórico al que hacemos referencia en nuestro trabajo de investigación y tuvimos oportunidad de incluir en una charla conmemorativa de la invasión napoleónica por tierras del Sil, conferencia impartida en el Casino barquense, con motivo del bicentenario, promovida por el I.E.V, Instituto presidido por Aurelio Blanco Trincado, entusiasta de estos temas históricos. Hay mucho que investigar de la presencia del escolapio verinense de sus años regentando la Diócesis de más extensión de España, y del recorrido pastoral por tierras de cinco provincias del antiguo Reino, con senderos y caminos de herradura, en tiempos de falta de medios, escasa cultura en el medio rural con largos inviernos de inclemencias y cortos veranos, todo lo que el obispo de Queirugas superó con vocación de apostolado, persona que nos legó gran constancia y sacrificio, haciendo frente a las adversidades de su tiempo, que no fue de los más apetecibles para quienes tienen el don de la sabiduría, curtidos en mil batallas sin desmayar y mucha fe y entusiasmo en sus proyectos. Fue a raíz del día de San Anton, cuando la entusiasta de estas cosas y temas, Amelia González García encendió la mecha para poner en orden un viejo proyecto, que ya, años atrás, había iniciado nuestro maestro y amigo Jesús Taboada Chivite en su libro de biografias Barones ilustres de la Comarca de Verin, donde figuran nombres contemporáneos de este Prelado, algunos de los que llegó a conocer a través de obras literarias o filosóficas. Quienes tuvimos la oportunidad de conocer en nuestra adolescencia, lugares y costumbres verinenses de aquellos tiempos muy cercanos a nuestro personaje y conservamos memora viva de los mismos y contamos con el apoyo de, nunca bien recompensados, testigos es más que probable que muchos datos quedasen escondidos en viejos archivos parroquiales, fuentes para perfilar y coordinar ideas, en las que aún poniendo más empeño que acierto, contamos con los ánimos de quienes permiten esta labor. Siendo de quien nos anima todo este inmerecido mérito. Si se nos pregunta cuándo y cómo conocimos aquel Queirugas de entonces, recordamos una lejana tarde de verano, por una pequeña carretera, enmarcada entre pequeños arbolitos, que alguien nos dijo habían sido plantados por los niños y niñas de la escuela rural en la celebracion de la Fiesta del día del árbol, que recuerda de inculcar a los escolares de aquellos tiempos el amor a la madre naturaleza. En la casa Rectoral, en un corredor que miraba a una huerta, el Abad de Queirugas sació nuestra curiosidad infantil. También, por vez primera, nos habló del escudo en una casona, blasón que dijo era del Obispo Vicenta Alonso Salgado, hijo del pueblo, cuyo nombre, entonces, era familiar en todos los vecinos que le recordaban con admiración y simpatía.
ALONSO SALGADO Y SU TIEMPO Tenemos que situarnos en la ultima década del siglo XIX y primeras décadas del XX, situándonos en Verin, León y Astorga, tres puntos, para nosotros familiares. Así, pues, en nuestra Villa de nacencia, era una Villa orensana, con escasa industria y centro de un conjunto de parroquias con gentes del campo, dedicadas a la agricultura y la ganadería, con ferias de ganado vacuno en el Toral y de cerda en la Alameda, los días 3, 11 y 23 de cada mes, tradición que se mantiene en la actualidad, y mercado de frutos del país, generalmente, patata, centeno y productos de temporada, miércoles y domingos, en el alpendre antaño en la Plazuela de la Merced, frente al Convento, Ayuntamiento y juzgado, mercado que desapareció tras las diversas modificaciones realizadas en el recinto. Se editaban, semanalmente, los periódicos Tamega, después Nuevo Tamega, propiedad de Lino García quien competía con "El Cci de Monterrey" propiedad de Eladio Fuentes. Incluían noticias locales y de la Comarca, títulos que se conservaron hasta la década de los años 30, que tras la guerra Civil, aparecieron: La Nueva España y el Heraldo de Verin y la revista A tempo. Con el Siglo se inauguraba el alumbrado público y don Vicente conoció la gran riada de 1909 y el funesto año de la gripe de 1918 que se llevó muchas vidas. Siendo Obispo conoció la Monarquía, la boda del Rey, y la Dictadura de Primo de Rivera, sorprendiéndole la muerte cuando se declaró la Repíblica. Siguió los acontecimientos de la Gran Guerra, la Revolución soviética y la guerra de Africa, con el desastre de Annual. Años en los que se sucedían los conflictos sociales que fueron en su etapa al frente del obispado de Astorga, ciudad de tradición periodística, donde se publicaban los periódicos El Pensamiento Astorgano y La Luz de Astorga. Se da la circunstancia de que El Pensamiento Astorgano, con noticias del obispado y del Prelado, se recibían en Verin en el comercio de Manuel Pérez, quien solía encuadernar aquel trisemanario, dirigido por Magin Revillo. Durante su etapa como rector del Colegio de Escolapios, en San Marcos, se publicaba en la Ciudad, el Diaro de León, periódico tradicionalmente católico, propiedad de la Iglesia, que incluía noticias religiosas y actividades que generaban noticias de los obispados Legionense y de Astorga, reseñas que hoy pueden verse en las hemerotecas de aquellas décadas de don Vicente al frente de su diócesis maragata. En la actualidad son memoria viva de aquellos años astorganos, los periodistas Angel María Fidalgo, vinculado a La Luz, dirigida por un clérigo y Magin Revillo, de El Pensamiento, editado por el Procurador de Obispado. Estos dos profesionales, con los que compartimos tareas informativas, son conocedores de la actividad pastoral de su Obispo. No hay que olvidar el momento histórico de la obra del nuevo Palacio Episcopal, en la actualidad Museo del Camino de Santiago, obra del arquitecto Catalan Gaudí, Palacio que, con el edificio de Botines en el centro de León, son las dos únicas construcciones diseñadas por el prestigioso arquitecto catalán, con el que llegó a relacionarse, sin éxito en su gestión el Prelado verinense, según datos constatados en los archivos diocesanos maragatos. Durante nuestras largas estancias en Valdeorras, comarca orensana de la diócesis de Astorga, conseguimos localizar datos interesantes en la localidad de Castro donde existe en el lugar de Outarelo, una ermita, recientemente restaurada por el obispo de Astorga, que está dedicada a San Francisco Blanco de Tameiron, capilla donde se venera una imagen del misionero franciscano y la reliquia de su cráneo, traída por hijo del pueblo, embajador en Roma, y la donó al señorío de Castro, que conservaba la vecina Asunció Giralde Losada, reliquia que se da a besar el 5 de febrero, festividad del Santo, costumbre tradicional de fervor que conoció el Prelado Vicente Alonso en visitas al lugar, donde contactó con aquella familia de abolengo en la Comarca, que el Prelado conoció testimonios que contrastó con documentos del Cabildo catedralicio de Orense, templo donde, también, desde tiempo inmemorial, existe otra Capilla con la imagen del misionero, estudiante del Colegio de Jesuitas, del que fue rector el P. Valdavia. Tenemos constancia de que Monseñor Alonso Salgado, recorrió las parroquias valdeorresas, entre estas la de Vilamamartin, de la que fue Abad don Lorenzo, quien en la rectoral de Cimadevila, tuvo de huésped al Obispo, quien solía visitar a una familia de comerciantes que en la Plaza tenían una tienda en la que veíamos el nombre de la misma_El Maragato. Precisamente fue informado que en esa localidad valdeorresa, a orillas del Sil, tuvo como Abad a otro ilustre franciscano canario de la Gomera, Antonio Ruiz de Padrón, que había participado en la Junta de Defensa, en la Guerra de la Independencia y fue un polémico interviniente como diputado en las Cortes de Cádiz, y conoció el famoso proceso al que fue sometido aquel clérigo diocesano. Fue para don Vicente una visita con grandes sorpresas al serle mostrada la partida de bautismo de doña María García, en el libro de bautizados, madre del ilustre polígrafo Marcelo Macias, otro ilustre hijo de Astorga cuyo perfil conoció aquel prelado verinense. Así nos permitimos hacer públicas estas vivencias, ampliando detalles inéditos en la biografía del Obispo, que con la discrección que le caracterizaba, es posible quedasen anotadas en sus libretas de apuntes escritas de su puño y letra.
INTELECTUALES DE SU EPOCA Setenta años residiendo en León, nos permitió conocer a gentes que formaron una larga lista del mundillo intelectual ejerciendo su actividad en las diócesis hermanas de León y Astorga, Así, a caballo de las dos ciudades leonesas, facilitó, en todo momento, conversar a mediados del último siglo, con aquellos que, en algunos casos, participaron de aquella convivencia con los Escolapios, en una ciudad que contaba con centros educativos de Maristas y Agustinos, que permanecen con sus aulas, y, en Astorga, que compartía con la Capital de un Instituto General y Técnico y un Colegio de las EE, Cristianas de LaSalle, que gozaba del prestigio de los Colegios de los Hermanos, de Verin en Orense y de Turón, en el Principado de Asturias. De aquellos intelectuales de la época de don Vicente, figuran como diocesano suyos, Nicolás Tenorio, andaluz que fue juez de los Partidos de Viana y tierras de O Bolo y de Valdeorras, quien nos dejó un magnífico estudio sobre la Galicia profunda, sus tradiciones populares y costumbres. No olvidamos al ilustre escritor y dibujante vilamartines, don Xaime Prada, cuya obra nos facilitó, recientemente, la vilamartinesa Pilar Fernández Matia, a quien debemos su aportación de audiovisuales sobre la historia de Rua Petin, documentales, entre los que figura "carrilanos" sobre la construcción del trazado ferroviario de Puebla Sanabria-Orense, con imágenes y gentes de Verin y vistas de San Lázaro, Cerdedelo y Campobecerros. Agradeciendo a Pilar un reciente montaje con imágenes de Monterrei, Verin y Abedes, en una entrevista radiofónica de Cesar Arteseros Luengo, para el programa "Atalaya", de la COPE, entrevista en la que citamos al Santo Francisco Blanco, que se venera en O Careo de Valeoras y al Beato Sebastias e Aparicio de A Gudiña. misioneros franciscanos, cuyas biografías conoció el Prelado maragato. Otros intelectuales diocesanos de su tiempo encontramos a Matías Rodríguez, maestro nacional de Astorga, primer cronista oficial de la ciudad maragata, con relatos de hechos y gentes que compartieron con su prelado solemnidades tradicionales, que, también, se citan por el ilustre historiador e investigador de los mismos hechos, que relato en sus trabajos el Magistrado, Luis Alonso Luengo, quien, en Madrid, formó parte del grupo astorgano en la "Casa de León", cuando tenía su sede en Recoletos, en el mismo edificio del "Café Gijón", centro de reunión y tertulias literarias. Recordamos que en el centro regional se editó, durante décadas del pasado Siglo, una revista dirigida por otro astorgano de los Polvazares, publicación donde aparecen relatos de prelados maragatos, entre ellos Vicente Alonso Salgado. De los años de Rector del Colegio de Escolapios, hay que citar a los intelectuales: Damaso Merino, Mariano Berrueta, cuyo legado está en la Biblioteca Regional, que lleva su nombre, en cuyo fondo bibliográfico están publicaciones de la Inspectora y escritora Francisca Bohigas, que dejó magníficos relatos en publicaciones pedagógicas, destacando suplementos de la editorial "El Magisterio Español". Nos tomamos la licencia de incluir en esta lista de personalidades leonesas de la etapa de Monseñor Alonso, en León, al veterinario y político Félix Gordón Ordas, Presidente de la República, exilado en México, adolescente cuando el obispo se avecindó en León. Recordar a Gordón Ordas, en la campaña electoral de la República, alojándose en Verin el Hotel Dos Naciones, acompañándole en mítines y una visita a la Iglesia de Monterrey por dos de los hijos del propietario hotelero, hermanos Fuentes Cana, dato este desconocido por los verinenses, que no alcanzó a conocer el obispo de Queirugas. En Verin conocimos a uno de los parientes de don Vicente, el vecino Victorino Saldado, quien al calor de la fogata de su lareira, en los bajos de nuestra vivienda del numero 33 de la calle de Amaro Refojo, vecino que recordaba aquellas visitas que don Vicente solía hacer a Queirugas, cuando Victorino era un rapaz.
OTROS DATOS En las anotaciones en nuestro fichero de datos sobre perfiles de verinenses ilustres, iniciamos ella por los años cuarenta para una sección titulada Historia de otros tiempos en el Faro de Vigo, sección cuidada por su entonces director Blas Agra Mancebo, apuntes de biografías de gentes de la Comarca y nos sorprendían, entre otras, la biografía del filósofo Eloy Luis Andre, cuya formación se centraba como alumno de los PP. Escolapios, quizá la razón que los escritos y trabajos de este verinense, nacido en Mouraos, formasen parte de la lectura del entonces Prelado de Astorga, desconocemos, si como sospechamos, mantuvieron correspondencia. Es sabido que a don Vicente le interesaban toda clase de temas por su vocación por la lectura, en especial temas de Ética, Moral, base de la formación académica de Eloy Luis Andre. También es digno de resaltar que otro verinense, nacido en la feligresia de A Rasela, vinculada, por proximidad a Queirugas, y en A Rasela, en el seno de una familia humilde, había nacido Jesús González Fidalgo, emigrante en Río de Janeiro, donde surgió su vocación periodística y, en la capital Carioca, fundó y dirigió Vida Doméstica, publicación considerada como el mejor magazine de America Latina, donde colaborábamos y Fidalgo se interesaba por temas y fotografías de Verin y su comarca. Y, en aquella correspondencia, nos solicitó, allá por aquellos años cuarenta, un comentario sobre la vida y obra de Alonso Salgado, consiguiendo alguna de las pocas fotografías con el capelo de Obispo, por lo que, en la actualidad, tuvimos que recurrir al entusiasta de la fotografía, el popular Chocolito de la Casa del Perú, quien complació esta petición, facilitando fotografías de Queirugas y los Remedios, lugares favoritos del entonces obispo de Astorga. Y este es el colofón, si se quiere, el epílogo a este trabajo, que, una vez mas. nos sugirió, un día lluvioso de San Andrés, en torno a un exquisito almuerzo, la entrañable Amelia González García, acompañada por sus padres Emiliano y Toña, que, esperamos, rubriquen con su palabra el afecto por su hospitalidad.
JOAQUÍN NIEVES
martes, 21 de mayo de 2013 a las 17:47
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