LA HUMILDAD DE JSEÚS
"Vengan a mí, todos los que se afanan y están cargados, yo los refrescaré. Tomen sobre sí mi yugo y aprendan de mí, porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas" (Mateo 11: 28,29).Jesús, aunque era el Hijo de Dios y era perfecto, estuvo dispuesto a venir a la tierra y vivir entre seres humanos imperfectos y pecadores, algunos de los cuales terminarían por matarlo. Sin embargo él nunca se amargó ni perdió los estribos (1ª Pedro 2; 21,23) Jesús ejerció el grado más perfecto de humildad complaciéndose de los menosprecios y humillaciones. Si miramos atentamente a Jesús y seguimos con cuidado su ejemplo, también nosotros sabremos tolerar los errores e imperfecciones de los demás. (Hechos 12: 2).
Jesús hizo esta invitación a sus discípulos: "Pónganse debajo de mi yugo", y luego dijo que aprendieran de él (Mateo 11:29) Entre otras cosas, los discípulos podrían aprender de la apacibilidad de su maestro y de la paciencia que les tenía cuando cometían errores. En todo hacía siempre la voluntad de su Padre. Nunca buscó la atención sobre si mismo sino dar gloria a su Padre. La noche antes de morir, por ejemplo, él les enseñó la importancia de ser "humildes de corazón" lavándoles los pies, y cuando moría en el madero dijo: "Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón". Nadie tuvo jamás dignidad comparable a la de él y nadie sirvió con tanta solicitud a los hombres. ¡Que inolvidable lección! (Juan 13: 14-17)
domingo, 30 de enero de 2011 a las 15:32
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DAVID, PROTECTOR DEL PUEBLO DE DIOS
Dice el apóstol Juan en el capítulo 16 y versículo 33 dice lo siguiente: "En el mundo están experimentando tribulación, pero ¡cobren ánimo!, yo he vencido al mundo". El rey David fue un guerrero que protegió con valentía al pueblo de Dios, y "Éste siguió salvando a David dondequiera que iba". Bajo el reinado de David, el territorio de Israel llegó a abarcar desde el río de Egipto hasta el río Éufrates (2ª Samuel 8: 1.14). Gracias a la fuerza de Dios. Él se convirtió en un poderoso gobernante. La Biblia dice: "La fama de David empezó a salir a todas las tierras, y Dios mismo puso el favor de él sobre todas las naciones " (1ª Crónicas 14:17). Sus éxitos fueron numerosos y variados: fue un hombre reacción, poeta, enemigo generoso, dispensador de justicia, amigo leal, era todo lo que los hombres encuentran edificante en un hombre, y esto por la voluntad de Dios que lo creó y lo moldeó para cumplir su destino.
Al igual que David, Jesús fue valeroso e intrépido. Después de que Dios lo ungió para ser rey. Él demostró que tenía autoridad sobre los demonios librando a muchas víctimas de sus garras (Marcos 5: 2, 6-13 ; Lucas 4:36). Ni siquiera Satanás, el principal enemigo de Dios, tenía poder sobre él. Con la ayuda de Dios, Jesús venció al mundo, que está en el poder del Diablo.(Juan 14:30; 1ª Juan 5:19).
sábado, 29 de enero de 2011 a las 14:18
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JESÚS Y SUS PADRES ADOPTIVOS
Jesús tuvo unos padres temerosos de Dios que lo criaron y cuidaron como era de esperar. Su madre, María, fue una mujer sobresaliente. Recordemos que cuando el ángel Gabriel la saludó, le dijo: Buenos días, altamente favorecida, Dios está contigo (Lucas 1:28). José también era un hombre devoto. Todos los años viajaba fielmente 150 kilómetros para asistir a la Pascua en Jerusalén. María lo acompañaba, aunque esta fiesta solo era obligatoria para los varones (Éxodo 23:17: Lucas 2:41) En una de esas ocasiones, tras una búsqueda cuidadosa, José y María encontraron a Jesús en el templo entre los maestros. Este que entonces contaba 12 años de edad, dijo a sus preocupados padres: ¿No saben que tengo que estar en la cada de mi Padre (Lucas 2:49). La palabra Padre debía tener una connotación afectuosa y positiva para el joven Jesús pues seguramente se le había informado de que Dios era su verdadero Padre. Además. José fue, sin duda, un buen padre adoptivo para él, pues Jehová no habría seleccionado a un hombre duro y cruel para criar a su querido hijo.
viernes, 28 de enero de 2011 a las 12:11
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EL FRUTO ESPIRITUAL
Eclesiastés 7:12 dice lo siguiente: "La ventaja del conocimiento es que la sabiduría misma conserva vivos a sus dueños". Si los padres se esfuerzan por aplicar los principios bíblicos en los asuntos cotidianos, sus hijos lo notarán y tomarán más en serio lo que les dicen. Pero si los hijos perciben que sus padres no siguen los principios que les están inculcando, podrían concluir que las normas bíblicas no son tan importantes ni tan prácticas. Y eso, a su vez, podría hacer que cedieran a la presión del mudo que nos rodea.
Los padres cristianos como los de cualquier otra religión también, para criar a un hijo no basta con satisfacer sus necesidades materiales. Por tanto, resulta sumamente imprudente hacer que se ponga metas que solo lo beneficien en sentido económico. Jesús enseño a sus discípulos a dar más importancia a los valores espirituales (Mateo 6:33). Los padres deben imitar a Jesús y esforzarse por despertar en sus hijos el deseo de tener metas espirituales.
Como educadores en el hogar, el deseo de nuestro corazón es pasar el tiempo oportuno con nuestros hijos instruyéndolos en el camino de Dios y solo será efectivo en la medida en que promueva metas espirituales. Así, cosecharemos la recompensa de que nuestros hijos se concentren en llevar fruto espiritual.
jueves, 27 de enero de 2011 a las 11:27
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ESTE ES MI HIJO, EL AMADO, ESCÚCHENLO
Durante el último año del ministerio de Jesús, sus apóstoles, Pedro, Santiago y Juan lo acompañaron a una montaña elevada, posiblemente una estribación del monte Hermón. En este lugar tuvieron una visión profética de Jesús en esplendorosa gloria y oyeron la propia voz de Dios decir: "Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado:; escúchenle" (Mareo 17:5).
Básicamente, eso e lo que Dios pide del cristiano: escuchar a su hijo y seguir su ejemplo y enseñanzas (Mateo 16. 24) Por esta razón, el apóstol Pedro escribió: "Cristo sufrió por ustedes, dejándoles dechado para que sigan sus pasos con sumo cuidado y atención" (1ª Pedro 2:21) ¿Por qué deberíamos nosotros seguirlos pasos de Jesús con sumo cuidado y atención Porque imitándole, imitamos a Dios. Jesús conocía al Padre íntimamente, pues pasó con él incontables millones de años en el cielo antes de venir a la tierra (Proverbios 8:22-31 ; Juan 8:23; 17:5; Colosenses 1:15-17).
Mientras estuvo en la tierra, Jesús representó lealmente a su Padre. De hecho, Jesús imitó a Jehová con tanta precisión que pudo decir: "El que me ha visto a mi ha visto al Padre también" Juan 14:9)
No existe otra manera de complacer a Dios, sino tan solo a través de su amado hijo Jesucristo. Ningún hombre por más virtudes que tenga, más buenas obras haya hecho o sacrificios que cubran su vida, jamás podrán agradar a Dios si no está amparado por la justicia de su hijo Jesucristo. -
miércoles, 26 de enero de 2011 a las 11:42
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