Vian las jotasVallira
Pepe gua
lunes, 25 de abril de 2011 a las 16:51
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CAUSABAN DOLOR AUN AL SANTO DE ISRAEL. (Sal.78:41)
Hay alguien que no se haya sentido decepcionadoalguna vez?. Hasta nuestro Padre celestial ha pasado por esa dolorosa experiencia.Por ejemplo,aunque liberó a los israelitas del yugo que los retenía y los bendijo abundantemente, la Biblia dice que ellos "vez tras vez, tenían a Dios a prueba y causaban dolor.(...) al Santo de Israel". (Salmo 78:41.Aun así, Dios nunca dejó de ser el "Dios feliz" (1ª Timoteo 1:11)
Jehová no ha dejado nunca que el dolor y la decepción lo paralicen. Cuando se le han presentado complicaciones, ha intervenido de inmediato a fin de minimizar las consecuencias. Al mismo tiempo ha tomado medidas a largo plazo para garantizar que al final se cumpla su propósito (Sal. 104:31). Es por eso que Jehová sigue siendo el "Dios feliz" (1 Tim. 1:11; Sal. 16:11). Como estamos hechos a la imagen de Dios, somos capaces de razonar y actuar con sabiduría. En efecto, podemos analizar las dificultades y tratar en lo posible de superarlas. Una ayuda importante para encarar las adversidades es reconocer que hay cosas que escapan a nuestro control. Si dejamos que estos asuntos nos obsesionen, nos sentiremos aún más frustrados y perderemos de vista muchos de los gozos de servir a Jehová. Una vez que tomamos medidas razonables para arreglar una situación, es mejor pasar la página y ocuparse en actividades más provechosas.
lunes, 25 de abril de 2011 a las 11:45
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"EN ESTO TODOS CONOCERÁN QUE USTEDES SON MIS DISCÍPULOS, SI TIENEN AMOR ENTRE SÍ.(Juan 13:35)
Cuando dos países que se tienen como cristianos se enfrentan en disputas y las resuelven mediante guerras entre ellos, si tenéis la bondad de fijaros bien, veréis que tanto los de un bando como los del otro sus sacerdotes y pastores bendicen a los soldados para ver de salir victoriosos en la batalla. Ante semejante contradicción muchos se preguntan: ¿de qué bando estará Dios? o ¿cómo ve Dios semejante atrocidad?. Por supuesto que Dios no está en ninguno de los dos bandos ya que según el apóstol Juan en su rimera Carta capítulo 4 y versículo 8, se indica que Dios es amor y él no apoya las guerras sino más bien todo lo contrario. La Biblia tambien menciona que Dios es amante de la paz de modo que, ¿cómo podría apoyar ningún conflicto armado donde estuvieran envueltas las guerras que tantas desgracias, horror y muertes provocan?.
Marcelino, un hombre de Camerún, perdió la vista en un accidente de trabajo. Poco después de aquel suceso, empezó a correr el rumor de que se había quedado ciego por ser hechicero. Sin embargo, en vez de consolarlo, su pastor y algunos feligreses lo expulsaron de la iglesia a la que pertenecía. Cierto día, un testigo de Jehová lo invitó a una reunión, pero dudó en aceptar, pues temía que lo volvieran a rechazar. Finalmente, Marcelino decidió ir al Salón del Reino y quedó sorprendido por la cordial bienvenida que recibió. Además, las enseñanzas bíblicas que escuchó lo consolaron mucho. Empezó a asistir a todas las reuniones, progresó espiritualmente y se bautizó en 2006. Ahora habla de la verdad a sus familiares y vecinos, y dirige varios estudios bíblicos. Su deseo es que sus estudiantes se sientan tan queridos como él se siente entre los siervos de Dios.-
domingo, 24 de abril de 2011 a las 11:32
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SERÁS LLAMADO PROFETA DEL ALTÍSIMO. (Lucas 1:76)
Profeta es una voz griega, y designa al que habla en lugar de otro. En el hebreo se designa al profeta con dos nombres muy significativos: El primero es "Rabí" que significa "inspirado" a saber por Dios. El otro nombre es "roéh o choséh" que quiere decir "el vidente", el que ve los que Dios le muestra en forma de visiones, sueños, etc., Ambos nombres expresan la idea de que el profeta es instrumento de Dios que no ha de anunciar su propia palabra sino la que el Espíritu de Dios le sopla e inspira.
Los profetas eran voceros inspirados por Jehová y proclamaban las cosas magníficas de Dios (Hech. 2:11, 16, 17). Además de anunciar lo que ocurriría en el futuro, revelaban diversos aspectos del propósito de Jehová y daban a conocer las sentencias divinas. En el siglo primero antes de nuestra era, Zacarías, el padre de Juan el Bautista, actuó como profeta al hablar de su hijo y revelar lo que Dios le tenía preparado. Juan el Bautista, por su parte, anunció la tan esperada llegada del profeta predicho por Moisés: Jesucristo (Juan 1:23-36). Jesús, por supuesto, también fue profeta: habló de su propia muerte y predijo dónde, cómo y a manos de quién moriría (Mat. 20:17-19). Además, para sorpresa de quienes lo escuchaban, Jesús profetizó la destrucción de Jerusalén y de su templo (Mar. 13:1, 2). Y algunas de sus profecías se están cumpliendo en nuestro tiempo (Mat. 24:3-41).
Por todo ello no hemos de despreciar a los voceros de Dios en el Antiguo Testamento porque el apóstol Pablo nos dice expresamente: No querais despreciar las profecías (1ª Tesalonicenses 5:20) En la primera Carta a los Corintios, da a la profecía un lugar privilegiado, diciendo: "Codiciad los dones espirituales, mayormente el de la profecía (1ª Corintios 14:1); pues "el que hace oficio de profeta, habla con los hombres para edificarlos y para consolarlos" (1ª Corintios 14:3)
sábado, 23 de abril de 2011 a las 11:58
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SAL DEL HOMBRE, ESPÍRITU INMUNDO (Marcos 5:8)
Es un hecho tangible comprobar la existencia de una gran cantidad de personas poseídas por los demonios que la ciencia médica los califica de enfermos mentales. Esta gente se encuentra entre los que han rechazado el nombre de Dios y por al motivo vienen a ellos espíritus inmundos a poseerlos y a dirigirlos.
Ni siquiera los demonios hicieron que Jesús se acobardara. En cierta ocasión vino a su encuentro un hombre endemoniado tan fuerte que nadie podía mantenerlo atado, ni siquiera con cadenas. Sin embargo, Jesús no se dejó intimidar y expulsó a los muchos demonios que tenían dominado al hombre (Mar. 5:1-13). Hoy día, Dios no nos ha dado el poder de realizar ese tipo de milagros. No obstante, al predicar y enseñar a la gente, estamos librando una lucha espiritual contra Satanás, quien "ha cegado las mentes de los incrédulos" (2 Cor. 4:4). Tal como en el caso de Jesús, nuestras armas "no son carnales, sino poderosas por Dios para derrumbar cosas fuertemente atrincheradas", es decir, creencias falsas muy arraigadas (2 Cor. 10:4). ¿Cómo podemos usar esas armas espirituales? Veamos cómo lo hizo Jesús. La valentía de Jesús era real, no simple bravuconería. Nacía de su fe en Dios. Y así debe ser también en nuestro caso (Mar. 4:40).-
jueves, 21 de abril de 2011 a las 14:36
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