AMOR Y CARIÑO HACIA LOS ANIMALES DE CMPAÑIA
 Es cierto que algunas personas no entienden que otras sientan ciertos sentimientos hacia los animales. A este respecto, os contaré mi estimado lector que he llegado a tener tres animales de compañía, tres perros recogidos de la calle en estado de abandono. En la actualidad solo tenemos un perrito, cuya foto se adjunta que todas las mañanas cuando nos despertamos viene a la habitación a saludarnos, que cuando le abres la puerta da saltos de alegría como muestra de su agradecimiento y cuando estoy tecleando el ordenador te busca para jugar y para que le acaricies. Cuando vamos a comer se queda cerca de la mesa para que le echemos algo y cuando te vas a tomar la siesta se queda durmiendo sobre mis zapatillas y por la noche se sienta a nuestro lado para ver la televisión. Esta práctica se repite durante años. Últimamente, en una visita al veterinario nos informó que le encontraba una dolencia en el corazón y que cualquier día menos pensado podría sufrir un infarto y producirle la muerte. Pensando en el día que esto ocurra lo sentiré como si se hubiese muerto mi hijo o mi hija o el mejor de mis amigos. En mi vida solo he llorado dos veces, cuando se murió mi madre y cuando me enteré de lo que le podría ocurrir a nuestra mascota. ¿Entiendes ahora mi estimado amigo porque algunas personas lloran cuando se le muere un animal de compañía?. Los animales son amigos incondicionales que a cambio, solo piden amor y cariño, ellos saben perdonar el mal humor de sus propietarios y siempre están a tu lado, cuando estás feliz o triste, siempre están contigo& solo les falta poder hablar. Nosotros amamos y cuidamos a los animales y merecen ser respetados y queridos por todos.
martes, 27 de diciembre de 2011 a las 15:01
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ELLOS LEVANTARON LA VOZ DE COMÚN ACUERDO A DIOS. (Hechos 4:24)
 Ellos levantaron la voz de común acuerdo a Dios (Hech. 4:24).
Piense en sus propias oraciones. ¿Reflejan su profundo interés en el Reino y en la voluntad de Dios, así como en la santificación de su nombre? (Mat. 6:9, 10.) Cuando los siervos de nuestro Padre Celestial sufren persecución por parte de ciertos países como en la Indía,, le piden que les dé valor. En el siglo primero, cuando el Sanedrín les ordenó a Pedro y Juan que dejaran de enseñar "sobre la base del nombre de Jesús", ellos se negaron valientemente a hacerlo (Hech. 4:18-20). Tras ser liberados, los apóstoles les contaron a sus hermanos cristianos lo que había ocurrido. Entonces, todos los presentes le rogaron a Dios que los ayudara a enseñar con valor la Palabra de Dios.La respuesta a esa oración fue inmediata, pues "todos sin excepción quedaron llenos del espíritu santo, y hablaban la palabra de Dios con denuedo". ¡Qué emocionados debieron de sentirse! (Hech. 4:24-31.) Como resultado, multitudes se convirtieron al cristianismo. También en nuestro caso, la oración puede darnos el valor necesario para anunciar las buenas nuevas a nuestros amigos.
domingo, 25 de diciembre de 2011 a las 11:59
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EL PELIGRO DE LOS JUEGOS DE AZAR
 Un libro especializado en el tema de las loterías dice que los juegos de azar son "un vicio casi universal cuyo atractivo se ha extendido como la pólvora". Los juegos de azar son juegos en los cuales las posibilidades de ganar o de perder no dependen de la habilidad del jugador apostante sino exclusivamente de la casualidad. Muchas personas opinan que no hay nada malo en la lotería o hacer puestas siempre y cuando el dinero que se esté jugando sea el suyo y no caiga en la adición. Formalmente, el Catecismo de la Iglesia Católica sostiene que los juegos de azar "no son en sí mismos contrarios a la justicia. No obstante, resultan moralmente inaceptables cuando privan a la persona de lo que le es necesario para atender a sus necesidades o las de los demás". Hay que admitir que las Sagradas Escrituras no contienen leyes específicas sobre los juegos de azar. Pero eso no significa que no ofrezcan ninguna guía al respecto. La Biblia no aporta una pauta específica para cada situación que se nos presenta, pero sí nos da este precepto: "Sigan percibiendo cuál es la voluntad de Dios" (Efesios: 5:17).Por lo tanto, el cristiano que desea hacer la voluntad de Dios debe esforzarse por entender los principios bíblicos relacionados con este asunto. Sin duda, hay que reconocer que una persona podría ser atraída por la lotería a tal grado que empezara a confiar en la suerte. La Palabra de Dios dice: "Vosotros, los que dejáis a Yavé y os olvidáis de mi monte santo; los que aderezáis mesa para la diosa fortuna (o "el dios de la Buena Suerte" y llenáis la copa para libar al destino; a todos os destinaré a la espada, todos sucumbiréis en la matanza".Otro punto que merece consideración es que las loterías pueden generar un amor al dinero en el corazón de los participantes. Pero ese amor es inapropiado para las personas piadosas, como mostró el apóstol Pablo al decir: "Los que quieren hacerse ricos no resisten la prueba y caen en la trampa de muchos deseos tontos que hacen daño y hunden a los hombres en ruina y destrucción.. Porque el amor al dinero es raíz a toda clase de mal; y hay algunos que, por ambicionarlo, se han desviado de la fe y han llenado de sufrimiento sus propias vidas".(1º Timoteo 6: 9,10) Versión Popular.
De modo que existen buenas razones por las cuales las personas que desean vivir de acuerdo con el consejo de la Palabra de Dios no "prueben la suerte" en la lotería. No confían en la suerte. Se mantienen alerta contra la pereza y los actos faltos de amor. Reconocen que el amor al dinero es espiritualmente ruinoso y no quieren ser víctimas de la codicia que pueden producir los juegos de azar en el corazón de uno. En lugar de eso, adquieren fondos y cosas valiosas por medios rectos que son dignos de los que aman a Dios.
Los juegos de azar han arruinado la vida y las almas de mucha gente, han destruido hogares, han matado personas& han traído mucha infidelidad, y sobre todo muchas estafas y más pobreza a los pobres.
sábado, 24 de diciembre de 2011 a las 13:34
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LOS HIJOS, REGOCIJO DE LOS PADRES
Tu padre y tu madre se regocijarán (Pro. 23:25).
Es fundamental enseñar buenos modales a los hijos. Para relacionarse bien con la gente cuando sean adultos, los niños tienen que aprender cómo contestar el teléfono, saludar a los visitantes y comportarse a la mesa. Hay que ayudarles a comprender por qué deben sostenerles la puerta a otras personas, ser bondadosos con los mayores o enfermos y ofrecerse a ayudar a quienes llevan paquetes pesados. Deben entender la importancia de pedir las cosas con amabilidad, dar las gracias, disculparse y así por el estilo. El mejor modo de enseñar buenos modales a los hijos es darles el ejemplo. Así podrán hacer amigos y llevarse bien con los demás. Además, estarán mejor preparados para el futuro, pues sabrán relacionarse con patronos y compañeros de trabajo. Y, desde luego, los hijos que se comportan con corrección y amabilidad llenan de orgullo y alegría a sus padres (Pro. 23:24).
viernes, 23 de diciembre de 2011 a las 13:52
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LAS NAVIDADES
 Sin ánimo de ser pesimista, pero tratando de evaluar el valor de las cosas diré que si bien hay formas dignas de encomio en nuestro entorno, otras sin embargo se prestan a comentario. Con respecto a las próximas fiestas navideñas, de todos es bien sabido la proliferación de felicitaciones que por todos los medios televisivos y de prensa lanzan mensajes de paz y buenos deseos muchos de los cuales envueltos en pura publicidad comercial También proliferan las clásicas tarjetas de felicitación, aunque en la actualidad van a menos y que conocemos como cristmas hoy día a pesar de tanta felicitación apenas tiene nada que ver con el verdadero carácter de estas fiestas, Y es que la Navidad como tal parece haber perdido su verdadero significado religioso.
Otra de las facetas que nos invade y dificulta ver la cosas del espíritu es que en los días navideños se habla mucho de "paz en la tierra y a los hombres de buena voluntad", la verdad es que es todo lo contrario. Las contiendas bélicas se acrecientan, las naciones no se entienden, la violencia y crueldad va en aumento, y siguen avanzando hacia su propio exterminio y un sin fin de acontecimientos que jamás habían ocurrido.
Es de constatar también que muchas familias que se tienen por cristianas, cuando llegan estas fiestas, del nacimiento de Cristo muy pocos hacen referencia a El. Es como si fuese una fiesta pagana más bien que cristiana, es decir, se concede más importancia a lo externo y como reza un conocido refrán catalán, por lo general muchos entienden la Navidad con "Més farcít que pollastre".
La Navidad cristiana y sin entrar en la cuestión de si la fecha de nacimiento de Cristo es correcta o no, en definitiva es tiempo de la conmemoración del nacimiento de Cristo. Es una efemérides sublime para el orbe cristiano cuya cuestión no debe estar envuelta en diversiones, actos estrepitosos y conducta relajada, sino más bien motivo y gran ocasión para regocijo. Recibamos la Navidad con todo respeto y el esplendor y consideración que se merece.
lunes, 19 de diciembre de 2011 a las 10:56
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