YO AMO AL PADRE (Juan 14:31)
Durante su vida en la Tierra, Jesús manifestó un inmenso amor por su Padre. Además, siempre demostró gran amor por el prójimo (Mat. 22:35-40). Lejos de ser rudo o dominante, actuó con bondad y consideración. Por eso hizo esta invitación a los mansos: "Vengan a mí, todos los que se afanan y están cargados, y yo los refrescaré" (Mat. 11:28-30). Al conocer la maravillosa personalidad de Cristo y su alentador mensaje, jóvenes y mayores encuentran un gran alivio, particularmente si han sufrido opresión. Nadie puede imaginar hasta que extremos llegó el mundo antiguo la discriminación de la mujer. Fijémonos ahora en la forma en que Jesús se relacionó con el sexo femenino. A lo largo de la historia, un gran número de hombres han tratado muy mal a las mujeres. Y los líderes religiosos del antiguo Israel no fueron la excepción. Sin embargo, el Hijo de Dios fue respetuoso con ellas. Jesús vino a salvar a todos. Nadie quedaba excluido de su redención y mucho menos la mujer, en quien Jesús puso tanta confianza como generosa guardiana de los valore humanos y religiosos del hogar. Jesús supo tratar a la mujer con gran respeto y dignidad valorando toda la riqueza espiritual que ella trae consigo en orden a la educación humana del hogar donde reine la comprensión el cariño y la paz, y donde nuestro Padre celestial sea el centro. Sirva como ejemplo la forma en que Jesús reaccionó ante una pobre enferma que llevaba doce años padeciendo hemorragias (Mar. 5:25-34).
martes, 03 de abril de 2012 a las 13:52
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LLEGUÉ A ESTAR (AL) LADO DE DIOS COMO UN OBRERO MAESTRO (Proverbios 8:30)
Jesús es el primogénito de toda la creación. Esto es así porque por medio de él todas las otras cosas fueron creadas en los cielos y sobre la tierra, las cosas visibles y la cosas invisibles (Colosenses 1:15,16) En efecto, Jesús fue el único ser a quien Dios creo directamente, motivo por el cual se le llama el Hijo unigénito de Dios (Juan 3:16) El Hijo unigénico también recibe el título de la Palabra (Juan 1:14) ¿Por qué? Porque antes de nacer como ser humano, fue el portavoz de Dios en los cielos. Llegué a estar [al] lado [de Jehová] como un obrero maestro (Pro. 8:30). ¿Cómo había cultivado Jesús las cualidades que demostró en la Tierra? Durante los incontables milenios de su existencia en el cielo, había estado observando y asimilando la forma de ser y actuar de su Padre, y particularmente el modo tan amoroso en que él ejercía la autoridad sobre la creación (Proverbios 8:22, 23; 1 Corintios. 11:3). Ahora bien, eso no lo habría logrado si no hubiera sido obediente. Es evidente que le gustaba sujetarse a Dios, quien, a su vez, estaba muy complacido de tener un Hijo tan sumiso. Jesús también era un hombre tierno, cariñoso y de profundo sentimientos. Su ternura se evidenció de modo especial por la manera como veía a los demás. La gente se sentía atraía a él porque era abordable y bondadoso. Hasta los niños se sentían a gusto en su presencia Y durante su vida como hombre, Jesús siguió reflejando a la perfección las extraordinarias cualidades del Padre. ¡Cuánto nos alegra que Jehová Dios lo haya establecido como Rey celestial! Sin duda, ser súbditos suyos es un inmenso privilegio.
domingo, 01 de abril de 2012 a las 18:05
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JESÚS EMPRENDIÓ UN RECORRIDO ENSEÑANDO Y PREDICANDO LA BUENAS NUEVAS DEL REINO.
(Mateo 9:35)Jesús emprendió un recorrido [...] enseñando [...] y predicando las buenas nuevas del reino (Mat. 9:35). Jesús realizó su ministerio con tanto empeño porque comprendía el momento en el que se encontraba según el horario de Dios. Gracias a la profecía de Daniel, podía saber que el ministerio del Mesías terminaría a la mitad de la semana profética, es decir, después de tres años y medio (Dan. 9:27). Poco después de realizar su entrada triunfal en Jerusalén en la primavera del año 33, Jesús aseguró: Ha llegado la hora para que el Hijo del hombre sea glorificado (Juan 12:23). Como vemos, sabía que su muerte era inminente. Pero esa no fue la principal razón por la que se esforzó tanto. Más bien, fue porque lo más importante en su vida era hacer la voluntad de su Padre y mostrar su amor al prójimo en toda ocasión. Los Testigo Cristianos de Jehová ven la predicación de las Buenas Nuevas del Reino, no como algo opcional, sino como un mandato de Jesús. Él mimo dijo: Vayan, por lo tanto, y hagan discípulos de gente de todas las naciones bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado. Y, miren, estoy con ustedes todos los días hasta la conclusión del sistema de cosas
Jesús realizó su ministerio con tanto empeño porque comprendía el momento en el que se encontraba según el horario de Dios. Gracias a la profecía de Daniel, podía saber que el ministerio del Mesías terminaría a la mitad de la semana profética, es decir, después de tres años y medio (Dan. 9:27). Poco después de realizar su entrada triunfal en Jerusalén en la primavera del año 33, Jesús aseguró: Ha llegado la hora para que el Hijo del hombre sea glorificado (Juan 12:23). Como vemos, sabía que su muerte era inminente. Pero esa no fue la principal razón por la que se esforzó tanto. Más bien, fue porque lo más importante en su vida era hacer la voluntad de su Padre y mostrar su amor al prójimo en toda ocasión. Los Testigo Cristianos de Jehová ven la predicación de las Buenas Nuevas del Reino, no como algo opcional, sino como un mandato de Jesús. Él mimo dijo: Vayan, por lo tanto, y hagan discípulos de gente de todas las naciones bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado. Y, miren, estoy con ustedes todos los días hasta la conclusión del sistema de cosas.
sábado, 31 de marzo de 2012 a las 17:09
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TRANSFORMENSE REHACIENDO SU MENTE, PARA QUE PRUEBEN PARA USTEDES MISMOS LO QUE ES LA BUENA Y LA ACEPTA VOLUNTAD DE DIOSPTA
(Romanos 12:2). Joven, una manera de lograr que crezca tu deseo de servir a Jehová es leyendo a diario la Biblia, la cual satisfará tus necesidades espirituales y te enseñará cosas valiosísimas (Mat. 5:3). De ese modo seguirás el ejemplo de Jesús. Cuando tenía 12 años, sus padres lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, [...] escuchándoles e interrogándolos (Luc. 2:44-46). Este pasaje muestra que a pesar de ser un niño, le encantaba aprender de las Escrituras y las entendía muy bien. ¿Qué contribuyó a ello? Sin duda, un factor muy importante fue que su madre, María, y su padre adoptivo, José, dos fieles siervos de Jehová, le dieron instrucción espiritual desde su más tierna infancia (Mat. 1:18-20; Luc. 2:41, 51). Entre los numerosos temas referidos a la vida de Jesús cuando estuvo en la tierra, entresacamos que su tiempo lo dedicaba a dirigirse, fundamentalmente a las masas populares, entre las cuales figuraban un grupo de fieles adeptos (los doce apóstoles) con los que recorrían las tierras de Palestina. Predicaba una revisión de la religión judía basada en el amor al prójimo, el desprendimiento de los bienes materiales, el perdón y la esperanza de vida eterna en un paraíso sin fin. La enseñanza sencilla, salpicada de dichos y parábolas, y anunciando un futuro de salvación, Jesús encontró cierta resonancia entre las gentes de aquel tiempo. Su notoriedad se extendió cuando ocurrieron noticias sobre los maravillosos milagros y portentos que realizaba. Esta popularidad unida a sus acusaciones contra la hipocresía moral que abundaba entre los fariseos acabaron por provocar a los poderosos del momento.
viernes, 30 de marzo de 2012 a las 22:39
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NO PROCEDE DE LA BOCA DE USTEDES NINGÚN DICHO CORROMPIDO, SINO TODO DICHO QUE SEA BUENO PARA EDIFICACIÓN
(Efesios 4:29) Las palabras groseras, malsonantes y agresivas, son la forma indecente de un lenguaje soez que se uiliza como insultos para menospreciar u ofender a otras personas. Palabras y palabrotas, tacos, blasfemias también son inadecuadas para el verdadero cristiano que dese agradar a Dios de la mejor manera A este respecto se pronunciaba el apóstol Pablo cuando dijo lo que había que evitar para no caer en las garras del maligno. También nos dice lo que hay que hacer. Impulsados por el espíritu de Dios, debemos hablar de manera edificante a fin de beneficiar a quienes nos escuchan. Además, nunca debería salir de nuestra boca ningún dicho corrompido. La palabra griega que se traduce corrompido solía usarse para calificar a la fruta, la carne o el pescado en descomposición. Tal como nos repugnan los alimentos podridos, tenemos que detestar la forma de hablar que Jehová condena. Siempre hemos de expresarnos con amabilidad y decencia. Nuestra forma de hablar debe estar sazonada con sal, es decir, ser agradable (Col. 3:8-10; 4:6). Al escucharnos, las personas deben notar que somos distintos. Hablando lo que sea bueno para [su] edificación lograremos ayudarlas. Adoptemos la actitud del salmista, quien cantó: Que los dichos de mi boca [...] lleguen a ser placenteros delante de ti, oh Jehová (Sal. 19:14).
jueves, 29 de marzo de 2012 a las 20:29
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