JESÚS TAMBIÉN FUE BAUTIZADO (Lucas 3:21)
 Juan el Bautista, el precursor de Jesús se opuso a las costumbres religiosas de su época donde la salvación solo estaba reservada para el perdón de una minoría de personas en el templo mediante la realización de ciertos sacrificios con la presencia de los sacerdotes. Sin embargo, Juan el Bautista, a pesar de ser hijo de un sacerdote llamado Zacarías se trasladó a una zona montañosa del desierto cercana al río Jordán para dedicarse a predicar a todo tipo de personas, anunciándoles el perdón por arrepentimiento de sus pecados por medio del bautismo, pareciendo ignorar lo sacrificios que se hacían en el templo. Y en lugar de dirigir al pueblo hacia los dirigentes espirituales anunciaba la venida de Uno que estaba entre ellos y que precisamente era el Mesías prometido.
El bautismo que Juan llevaba a cabo era un símbolo mediante el cual los judíos demostraban arrepentimiento por haber pecado y violado la Ley. Como eran parientes cercanos, Juan debía de saber que Jesús no tenía pecados de los cuales arrepentirse. Jesús pudo haber pensado en procrear descendientes sin pecado, ya que él era perfecto, tal como lo había sido Adán. Sin embargo, nunca soñó con un futuro así, pues esa no era la voluntad de Jehová para él. Dios lo había enviado para que fuera el Mesías, la Descendencia prometida, y eso exigía que sacrificara su vida humana perfecta (Isa. 53:5, 6, 12). Ahora bien, hay que señalar que el bautismo de Jesús no tuvo el mismo significado que el nuestro. No simbolizó su dedicación a Jehová, pues él formaba parte de Israel, una nación que ya estaba dedicada al Creador. Más bien, fue su presentación ante Dios para efectuar su voluntad, tal como lo señalaban las profecías mesiánicas.
jueves, 12 de abril de 2012 a las 14:02
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LA MERA OPRESIÓN PUEDE HACER QUE UN SABIO SE PORTE COMO LOCO (Ecl. 7:7)
 Si no queremos caer en el craso error de calificar a Dios según las normas humanas, debemos reconocer que nuestra visión o enfoque de ver las cosas es enormemente limitado, y a veces, incluso erróneo. Un hombre que asimiló esta lección, fue Job. Al atravesar una época enormemente angustiosa que lo sumergió en un profundo abatimiento, se concentró de tal forma en su dolor, que no se dio cuenta de que había de por medio cuestiones de suma importancia. No obstante Dios, le ayudó con su intenso amor, a distinguir las cuestiones con más claridad. El patriarca Job fue humilde y modificó su forma de pensar.
Las presiones de este malvado mundo hacen que la gente se enfurezca. A menudo, esa furia engendra odio e incluso acciones violentas, como lo estamos padeciendo continuamente por todas partes. Desata guerras civiles y conflictos entre las naciones, y crea tensiones y disputas en las familias Pero esto no es nada nuevo. La envidia y la rabia llevaron a Caín, el hijo mayor de Adán y Eva, a matar a Abel, su hermano mayor (Génesis 4:6-8) Es cierto que Caín era imperfecto. Pero aun así, tenía libertad de elección, de modo que pudo haberse contenido. De ahí que Dios le pidiese cuentas por aquel violento acto, La imperfección también nos dificulta a nosotros mantener a raya la ira y la agresividad. Además, en estos tiempos críticos existen muchas presiones externas (2 Timoteo 3:1) Por ejemplo, los problemas económicos nos someten a un gran estrés. De hecho, tanto la policía como las organizaciones de apoyo a la familia vinculan las crisis financieras con el aumento de la violencia doméstica y los arranques de cólera.
miércoles, 11 de abril de 2012 a las 23:07
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UN CUERPO Y UN ESPÍRITU
 La armonía gratificante que podemos disfrutar entre los cristianos verdaderos es una de las premisas más hermosas y satisfacientes que podemos disfrutar agradecidos en esta vida. Saber que entre nosotros existe y predomina el deseo primordial de buscar siempre la armonía entre los hermanos hace que nos sintamos contentos y felices. No obstante, como sabemos que somos imperfectos como todo ser humano, es fácil que surjan problemas cuando trabajamos juntos con otros hermanos. ¿Quien no habrá tenido algún que otro roce? Por ejemplo, ¿Qué puede ocurrir si un hermano de temperamento apacible, pero puntual en las cosas, tiene que colaborar en un determinado trabajo con otro hermano que es sumamente puntual pero irritable a lo más mínimo? Será probable que cada uno de ellos se concentre en los defectos del otro y por consiguiente se olvide de los suyos propios. ¿Qué deben hacer ambos para cooperar en armonía?. Cultivar las actitudes que recomendó el apóstol Pablo. Al leer sus acertadas recomendaciones , fijémonos, en primer lugar, en como les ayudarían a dichos hermanos a conservar la unidad y luego en cómo nos ayudarán a nosotros. El apóstol escribió: Les suplico que anden de una manea digna (&) con completa humildad mental y apacibilidad, con gran paciencia, soportándose unos a otros con amor, esforzándose solícitamente por observar la unidad del espíritu en el vínculo unidor de la paz.(Efesios 4.1-3) Es imprescindible aprender a servir a Dios en armonía con nuestros hermanos a pesar de las imperfecciones, pues la unión es el único modo y lugar donde encontraremos cristianos verdaderos.
martes, 10 de abril de 2012 a las 18:33
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USTEDES CIERTAMENTE DIRÁN: "EL CAMINO DE DIOS NO ESTÁ BIEN AJUSTADO" (Eze 18:25)
 Para evitar caer en el error de atribuir o juzgar a Dios, según las normas humanas, debemos reconocer que nuestra visión de las cosas es limitada, y a veces incluso llega a ser errónea. El hombre que aprendió esta lección fue Job que atravesando una época muy angustiosa y negativa que lo sumió en un terrible abatimiento, se centró de tal forma en su dolor que no se percató que había en juego cuestiones de mayor importancia. No obstante, Jehová Dios le ayudó con amor a recapacitar los asuntos en cuestión con más claridad. Finalmente fue humilde y modificó su forma de pensar. Los israelitas cayeron en este error y llegaron a una conclusión equivocada sobre la forma en que Jehová los trataba. Observemos lo que Dios les dijo: Oye, por favor, oh casa de Israel. ¿No está bien ajustado mi propio camino? ¿No son los caminos de ustedes los que no están bien ajustados? . Si no queremos caer en el error de juzgar a Jehová según las normas humanas, debemos reconocer que nuestra visión de las cosas es limitada y a veces incluso errónea. Job aprendió esta lección. Al atravesar una época muy angustiosa que lo sumió en el abatimiento, se centró tanto en su dolor que no se dio cuenta de que había en juego cuestiones de mayor importancia. Pero Jehová le ayudó con amor a ver los asuntos con más claridad. Al plantearle más de setenta preguntas que Job no supo contestar, le hizo ver lo limitada que era su capacidad de comprensión. El patriarca fue humilde y rectificó su forma de pensar (Job 42:1-6).
lunes, 09 de abril de 2012 a las 14:42
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PREDICANDO EL EVANGELIO
 Todos los apóstoles desde Pedro hasta Pablo, siempre mostraron su interés en no malgastar su tiempo. Todos ellos se consagraron diligentemente y buscaron toda oportunidad para servir a Jesús por todas partes. Pablo decía. Que se proclamase la palabra, manteniéndose preparado en todo tiempo Es notorio el hecho de que los apóstoles de Jesús eran sumamente diligentes y considerando la obra de Pablo se puede constatar que él fue verdaderamente muy diligente. El estaba siempre viajando de un lugar a otro, predicando el Evangelio donde quiera que iba o contendiendo resueltamente con las gentes y enseñándoles. Cuando estaba en prisión, continuaba escribiendo sus Cartas a las congregaciones.
Observando los puntos que anteceden, reconsidera, mi estimado lector la necesidad respecto a tu relación con Dios, y tu amistad con Jesús siguiendo el consejo: Llegué a estar al lado de Jehová como un obrero maestro (Proverbio 8:30) ¿Cómo había cultivado Jesús las cualidades que demostró cuando estuvo en la tierra? Durante los incontables milenios de su existencia en el cielo, había estado observando y asimilando la forma de ser y actual de su Padre, y particularmente el modo tan amoroso en que él ejerza la autoridad sobre la creación (Proverbios 8:22-23. Corintios 11:3) Ahora bien, eso no lo habría logrado si no hubiera sido obediente. Es evidente que le gustaba sujetarse a Jehová Dios, quien, a su vez, estaba muy complacido de tener un hijo tan sumiso. Y durante su vida como hombre, Jesús siguió reflejando a la perfección las extraordinarias cualidades del Padre. ¡Cuánto nos alegra que Dios lo haya establecido como Rey celestial! Sin duda, ser súbditos suyos es un inmenso privilegio.
domingo, 08 de abril de 2012 a las 16:17
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