LA FORMA DE ADORACIÓN LIMPIA E INCONTAMINADA.
Si [...] los ojos de la viuda hacía fallar, y solía comer mi bocado a solas, mientras el huérfano de padre no comía de él [...], que se caiga de su hombro mi propia espaldilla (Job 31:16, 17, 22). Estas expresiones poéticas del texto de hoy seguramente nos recuerdan lo que dijo el discípulo Santiago: La forma de adoración que es limpia e incontaminada desde el punto de vista de nuestro Dios y Padre es esta: cuidar de los huérfanos y de las viudas en su tribulación (Santiago. 1:27). Y puede que también nos hagan pensar en estas palabras de Cristo: Mantengan abiertos los ojos y guárdense de toda suerte de codicia, porque hasta cuando uno tiene en abundancia, su vida no resulta de las cosas que posee. Después de dar esta advertencia, Jesús presentó la parábola de un hombre codicioso que vivía rodeado de riquezas, pero murió en la miseria espiritual, pues no era rico para con Dios (Lucas. 12:15-21). Si queremos ser leales a Jehová, no podemos ser codiciosos. En realidad, la codicia es una forma de idolatría. ¿En qué sentido? Cuando alguien desea una cosa de manera desmedida, la convierte en un dios que llega a ocupar en su corazón el lugar que le corresponde a Jehová (Col. 3:5). Como vemos, la codicia y la integridad son incompatibles como también ser limpio en sentido espiritual, lo que significa nunca debemos cruzar los limites que Dios ha fijado entre la adoración verdadera y la falsa, pues él considera inmunda cualquier clase de adoración falsa. La forma de adoración que es limpia e incontaminada desde el punto de vista de nuestro Dios y Padre es estar manteniéndose sin mancha del mundo.
jueves, 26 de julio de 2012 a las 11:05
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TODOS TROPEZAMOS MUCHAS VECES (Santiago 3:2)
Todos nos hemos hecho algo indebido y pecado contra alguien en algún momento de nuestra. vida. De acuerdo con la Biblia debemos perdonar. Efesios 4:32 dice: Mas háganse bondadosos los unos con los otros, tiernamente compasivos, libremente perdonándose unos a otros así como Dios también por Cristo los perdonó a ustedes. Dios está listo para perdonar pero los seres humanos no siempre lo están. (Salmos 86:5.) Cuando las diferencias se dejan sin resolver, el resentimiento se va acumulando hasta alcanzar un punto en que parece imposible perdonar. Por más que se esfuercen, hasta los miembros de nuestra familia y nuestros queridos hermanos espirituales pueden hacer un comentario que nos lastime. En vez de ofendernos a la primera, seamos pacientes y tratemos de ver por qué razón lo habrán hecho (Eclesiastés. 7:8, 9). ¿Se encontraban estresados? ¿Tenían miedo? ¿Se sentían mal? ¿Estaban preocupados por algún problema o por otra razón que desconozcamos? Tener en cuenta estos factores nos permite entender por qué las otras personas dicen y hacen cosas que no debieran, y eso nos ayuda a perdonar. En algún momento, todos hemos herido a alguien con nuestras palabras y acciones, y esperamos que nos haya perdonado (Eclesiastés 7:21, 22). Jesús dijo que Dios nos perdonará únicamente si perdonamos al prójimo (Mateo. 6:14, 15; 18:21, 22, 35). Por eso, sea que tengamos que disculparnos o perdonar, hagámoslo cuanto antes. Así mantendremos vivo el amor, vínculo perfecto de unión, en la familia y en la congregación (Col. 3:14).
miércoles, 25 de julio de 2012 a las 23:00
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LOS DOS LLEGARÁN A SER UNA SOLA CARNE. (Efesios 5:31)
Dios instituyo el matrimonio como unión permanente entre hombre y mujer (Génesis 2:18,22,24) y espera que el marido trate siempre a su mujer con bondad amorosa y le demuestre adhesión y lealtad. Así pues, el esposo nunca hablará despectivamente de su esposa ni divulgará sus posibles errores. Por el contrario, se complaceré en alabar sus virtudes (Proverbios 31:28) Y aunque se produzcan desacuerdos, el amor y la bondad amorosa lo llevará a evitar comentarios humillantes. La buena esposa también aplica la bondad amorosa en todo lo que dice, y no se deja llevar por el espíritu del mundo. Demuestra “profundo respeto a su esposo” hablando bien de él en público, y así contribuye a que la gente lo estime aún más (Efe. 5:33). Como no quiere que los hijos le pierdan el respeto a su padre, no critica sus decisiones ni sus opiniones delante de ellos. Bien dice la Biblia que “la mujer verdaderamente sabia ha edificado su casa” (Pro. 14:1). En efecto, logra que su hogar sea un oasis de paz para toda la familia. No obstante, no se puede negar que para lograr un matrimonio feliz y duradero no es tarea fácil, pero tampoco es imposible. Son muchas las parejas que llevan cincuenta, sesenta o más años felizmente casados ¿Cómo se consigue? Como decíamos antes, se esfuerzan de manera continua y desinteresada por ganar la aprobación de su conyugue (1ª Corintios 7:33,34) Pero si ambos están dispuestos a invertir tiempo y esfuerzo podrán disfrutar de un matrimonio feliz y duradero.
martes, 24 de julio de 2012 a las 19:22
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SE SABIO, HIJO MIO, Y REGOCIJA MI CORAZÓN
"Sé sabio, hijo mío, y regocija mi corazón, para que pueda responder al que me está desafiando con escarnio" (Pro. 27:11). Estimado joven, una manera en la que puedes demostrarle a Dios que deseas servirle con todas tus fuerzas es portándote bien. Recuerda que Dios bendice a los jóvenes que se mantienen moralmente limpios (Sal. 24:3-5). Como predijo Pablo, en el mundo de hoy abundan las personas egoístas, arrogantes, desobedientes a los padres, desagradecidas, desleales, feroces, orgullosas y más interesadas en los placeres que en Dios (2ª Timoteo. 3:1-5). Sabemos lo difícil que es para ti comportarte de manera ejemplar en un ambiente tan corrompido como el que estamos soportando. Pero recuerda que cada vez que rechaces una tentación, demostrarás que te pones del lado de Jehová y que lo reconoces como Soberano Universal, es decir, como el único que tiene el derecho de gobernar la creación entera (Job 2:3, 4). Y no solo eso. Tendrás la aprobación de Dios, lo que te dará aún más fuerzas para servirle.
lunes, 23 de julio de 2012 a las 14:10
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COMPREN TODO EL TIEMPO OPORTUNO QUE QUEDA. (Colosenses 4:5)
Debido a nuestras ocupaciones laborales no todos podemos dedicar mucho tiempo a dar testimonio a nuestros vecinos, pero siempre podemos esforzarnos por optimizar nuestra labor de forma más eficiente. Si aplicamos con cuidado las sugerencias que recibimos de las Sagradas Escrituras, seremos más hábiles y hallaremos nuevas oportunidades de dar testimonio (2 Timoteo. 2:15). Por otro lado, tal vez nos resulte posible posponer o incluso sacrificar actividades de menor importancia a fin de apoyar el programa para el ministerio que se haya establecido en nuestra congregación. No olvidemos que la diligencia nace del aprecio que sentimos en nuestro interior (Salmos. 40:8). Por lo tanto, necesitamos cultivar día a día una relación estrecha con nuestro Padre celestial. Si apartamos momentos para estudiar y meditar sobre el amor, la paciencia, la misericordia y el resto de las maravillosas cualidades de Dios, podremos dar un buen testimonio como lo hicieron hombres de los que nos habla el libro de Hebreos capítulo 11 y nos moverá a hacer lo máximo posible a favor de los intereses del Reino.
sábado, 21 de julio de 2012 a las 17:18
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