El futuro de mi pueblo, como el de tantos otros. (Aclaración).
 El autor del texto iniciado con el mismo título que lleva el presente, visto que en su publicación aparece como de autor anónimo, no tengo inconveniente en que aparezca con el que le corresponde a dicha autoría, es decir, la de FERMÍN ZAPATERO GARCÍA.
Como breve continuación del mismo, añado ahora que el hecho sociológico del abandono rural no se comprende si lo consideramos superficialmente dadas las circunstancias actuales, más, el fenómeno en cuestión y según yo lo entiendo, apunta más bien a consideraciones de carácter psicológico como pueden ser, por ejemplo, las de que las aspiraciones de cualquier joven residente en un pueblo difícilmente tiene acceso sin salir de él a posiciones intelectuales o sociales de relieve que solamente se alcanzan en las ciudades con Centros Académicos adecuados, a través de los cuales y de los medios de que disponen, se logra la formación necesaria que colmaría las aspiraciones de los que sientan las inquietudes propias de todo ser humano para superarse. Afortunadamente, hoy, los medios de comunicación han abierto puertas de dimensiones incalculables y ahí está, para empezar, las de internet y ésta de los pueblos de España que yo mismo estoy aprovechando para exponer mis reflexiones con toda libertad. Gracias.
viernes, 10 de diciembre de 2010 a las 11:44
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El futuro de mi pueblo como el de tantos otros: su desaparición.
No hace falta ser un lince ni menos aún doctorado en sociología para apreciar de inmediato que el final de todos los pueblos de España cuya población, en términos generales, no rebase los 1.000 habitantes está llamado a su desaparición, lamentablemente. Y éste es un hecho comprobable que está al alcance de cualquiera. Es digno todo ello de un análisis pormenorizado de las circunstancias que concurren para esta extraña singularidad, incomprensible según razonables indicios. Precisamente cuando mejores medios de vida se han proporcionado a los habitantes de estas pequeñas entidades de población, particularmente en comparación con los que había hasta hace sólo unas décadas, es cuando están en absoluto declive de habitantes, mientras que, la edad media de sus pobladores rebasa los cincuenta años. Apenas hay niños, ni tampoco nacen nuevos, salvo contadísimas excepciones.
Precisamente yendo al nuestro, es decir, a Poveda de las Cintas, una descripción muy breve de en qué situación se encontraba en los años cincuenta-sesenta aún, constituye la mejor descripción que cabe especificar así: a) de entrada, ni había agua potables a domicilio ni tampoco alcantarillado, con lo que, las necesidades más perentorias cabe imaginar cómo se desarrollaban; b) no existían frigoríficos en los que conservar los alimentos ni tampoco donde guardan los que constituían la base de la alimentación, exclusiva de productos de la tierra, legumbres, harina y matanza de cerdos; c) tampoco había carreteras sino caminos muertos de herradura en los que, valga la expresión, solamente se transitaban a caballo, en carro tirado por mulos, en burro o a pie que era lo más frecuente para el más del cincuenta por ciento de la población; d), los medios de comunicación más accesibles eran los aparatos de radio y de éstos sólo disponían media docena de casas propiedad de los mayores hacendados del pueblo. Para poder comunicarse telefónicamente había que desplazarse hasta la localidad próxima, en este caso Cantalapiedra, distante diez kilómetros "largos" para poder requerir cualquier servicio de urgencia desde la Centralita "automática" a base de manivela y conversación prácticamente a voces. Todo un dilema.
Dejo para otro día la continuación de lo aquí iniciado porque bien merece el análisis de por qué cuando mejor se vive en estas pequeñas poblaciones es cuando precisamente se abandonan sin explicación aparente. Hasta la falta de servicios médicos eficientes o la falta de teléfono para avisarlos de inmediato, incluso su traslado a un Hospital o Centro equivalente, necesidades imperiosas todas de aquella época han sido superadas en la actualidad con plena eficacia. Pues ya lo ven, así y todo, las gentes de nuestro pueblo -y como en él, la de tantos otros- emigran y se largan a otras entidades de población que alcanzan la categoría de ciudad, con todos los "bienestares" del progreso, pero también con todos los inconvenientes, algunos de ellos tan importantes o más que los que sw sufrían en la década de los cincuenta.
Saludos de este povedano amante de su pueblo.
jueves, 09 de diciembre de 2010 a las 13:45
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Fermín Zapatero García.
Aunque casi parece un pecado hablar hoy de otra cosa que no sea el acontecimiento vivido ayer con motivo de que España haya ganado el Mundial de Fútbol, nada que se le pueda comparar puede atraer más la atención, y, por supuesto, jamás alcanzó nuestra España galardón de más prestigio en el mundo deportivo, que por algo el fútbol es el deporte rey. Sin embargo, tanta alegría, que desde luego hay motivo para tenerla, en nada ha variado nuestra situación en cuanto a los problemas que cada cual cual tiene respecto de su trabajo diario -el que lo tiene, que no todos- y todos los demás de la vida cotidiana de cada cual, que no son pocos. En nuestro pueblo también, y si no, que se lo pregunten a cualquiera de los vecinos cuyas rentas o patrimonio a duras penas llegan a alcanzar la cota de "mileurista", sensación que cada mañana, al levantarse, será de lo primero que se acuerden y lo fundamental que les preocupa. Ciertamente, todos nos alegramos de tal acontecimiento futbolístico por cuanto, quizá desde el Mundial de Amberes de los años 30 en que quedamos terceros con aquél "a mi, Sabino, que los arrollo", no habíamos tenido otra ocasión de superar tal puesto en el orden mundial del balompié. Más, como todos los problemas de cada día continúan ahí, sin duda alguna le dedicaremos la atención que merecen en otro comentario. Un afectuosos saludo para todos los povedanos. EFE
lunes, 12 de julio de 2010 a las 10:38
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Fermín Zapatero García
Los povedanos que se acerquen a esta página habrán podido comprobar que la descripción que se ha hecho de las gentes de nuestro pueblo y su principal medio de vida creemos haberla reflejado con más o menos acierto, pero siempre reconociendo que se ha visto asfixiada en su desarrollo al estar condiocionada sobremanera en virtud de una economía agrícola de monocultivo sujeta siempre a un mercado que no es ni con mucho fruto de la oferta y la demanda en su evolución natural como debiera, sino impuesta casi siempre por los grandes tiburones de las finanzas. Así ha venido sucediendo desde tiempo inmemomorial, y así continúa, de forma que, los precios de los productos del campo, único medio de vida en la práctica en la zona rural, dejan al agricultor a merced de los vaivenes de ese mercado viciado y teledirigido. Y a ella es a la que voy a referirme fundamentalmente.
El producto agrícola más conocido como es el cereal, tan necesario para la vida como es el trigo (también la cebada, maiz o remolacha destinada a la producción ganadera de carne) del cual deriva el pan de cada día, desde los tiempos más remotos ha constituído la base de la alimentación, más, por sólo poner un ejemplo válido aún al día de hoy por ser de rabiosa actualidad, creo no estar equivocado al decir que durante los dos últimos años 2008-2009, se ha venido ´pagando a un precio que oscila entre las 23 y las 27 pesetas el kilo, es decir, a unos 15 céntimos de euro como media.
Para hacernos una idea de lo que, económicamente hablando, se transformará después ya en producto manufacturado como por ejemplo pueden ser el tan conocido y popular de los pasteles que se venden al público en la ciudad, y teniendo en cuenta que de un kilo de harina pueden salidr holgadamente unas tres docenas, y que cada uno de ellos alcanza el valor de un euro, resultaría, aún cuando vayan acompañados en su elaboración de otros ingredientes como el azúcar, resulta un valor, incluídos el de la elaboración y venta al público, no inferior al 5.000 por 100, es decir, mulriplicado en base a 50 por 1.
Saludos a todos mis paisanos povedanos.
jueves, 25 de marzo de 2010 a las 23:32
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¡CÓMO DEBE SER!
Celebro sobremanera la advertencia que aparece en esas tres líneas de la editorial que rige los destinos de este foro precisamente destinadas a CUIDAR LA GRAMÁTICA Y LA ORTOGRAFÍA de nuestro idioma. Sabia decisión. En efecto, en otro lugar en el que también se permite la libre expresión al alcance de cualquiera que tenga acceso a internet, no aparece semejante advertencia tan oportuna, con lo que, al parecer, algunos de dichos internautas entienden que dicha libertad vale para expresar cuanto le venga en gana, sea con o sin el respeto debido a dichas reglas gramaticales. Y lo que es peor, que con semejante bagaje cultural se permiten describir sus cuitas, sus ironías y sus descalificiones a quienes procuran cuidarlas. Es triste, pero desgraciadamente cierto. Dicho lo cual, si verdaderamente sale publicada esta nota, procuraremos tener en cuenta la susodicha advertencia y hacer honor a la misma reflejando en este lugar las historias que a uno le ha tocado vivir siempre que tengan algún interés para los demás. Gracías
martes, 15 de septiembre de 2009 a las 14:15
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