Fiestas del Cangrejo
Herrera de Pisuerga está situado en la zona este de la provincia de Palencia y es la puerta de entrada al norte palentino. Se encuentra en la ruta de la N-611 (Palencia-Santander) y conecta con Burgos a través de la carretera comarcal 627 (Burgos-Potes).
La historia de Herrera se identifica con las numerosas excavaciones arqueológicas que se han realizado en los últimos años en sus alrededores. Los restos más antiguos son materiales líticos del paleolítico, fechados cinco mil años antes de Cristo. Fue muy importante el asentamiento romano de la Legión III Macedónica (año 20 antes de Cristo), que durante sesenta años sentó campamento en el poblado conocido como Pisoraca con el fin de acabar con la rebeldía de astures y cántabros.
Gracias al trabajo de investigación que realiza en este lugar el Instituto de Estudios Pisoraca, se están encontrando cerámicas, cristal restos de edificios y materiales que aportan interesantes datos. Algunas de las piezas encontradas se pueden contemplar en el Museo Arqueológico de Madrid. En los aledaños del municipio se han encontrado catorce términos augustales, es decir, mojones de señalización que utilizaba la legión para diferenciar territorios.
Tras la caída del imperio Romano tomaron asiento en Herrera los visigodos, que se ubicaron en la vieja ciudadela. En el año 1931 el arqueólogo Julio Martínez rescató de una necrópolis abundantes ornamentos con los que se enterraba a las mujeres visigodas. Entre ellos destacan hebillas rectangulares, fíbulas de bronce y objetos habituales del ajuar femenino. Un espacio en el que actualmente está el cementerio de la ciudad.
El 30 de abril de 1902, la reina regente doña Cristina otorgaba el título de ciudad al pueblo de Herrera de Pisuerga, 'queriendo dar prueba de Mi Real aprecio a la Villa de Herrera del Río Pisuerga, provincia de Palencia, por su aumento de población e importancia industrial y comercial'.
Agricultura y ganadería. A pocos metros de su cementerio se encuentra la ermita de la Virgen de la Piedad, edificio de una sola nave del siglo XVIII cubierto con bóveda de cañón, cúpula sobre el presbiterio y espadaña a los pies. En su interior se pueden ver pinturas murales de M. Lantada, firmadas en 1903, y lienzos firmados en Madrid en 1911, además de un precioso presbiterio en el que se levanta un retablo baldaquino que acoge a la patrona, la Virgen de la Piedad, en escultura del siglo XVI.
Una localidad que mantiene estrechos lazos de unión con el más distinguido de los crustáceos, el cangrejo. De ahí, su afamado Festival Nacional de Exaltación del Cangrejo de Río, declarado de Interés Turístico Regional. Se celebró por vez primera los días 22, 23 y 24 de julio de 1972 y su creador fue Luis Ricardo Salvador. El fin, rendir homenaje al cangrejo de río que proliferaba por los arroyos y riachuelos de la zona.
Hoy apenas quedan, pero se mantiene la fiesta, el primer domingo de agosto. Desfile de carrozas, concursos relacionados con el crustáceo y una larga comparsa completan un intenso fin de semana. Su importancia es tal que el escultor Ursicino Martínez llevó a cabo el Monumento al Cangrejo.
El conjunto urbano, declarado Bien de Interés Cultural en 1990, se distingue con señorío por sus restos de muralla. De ellos destaca la Puerta Nueva del siglo XVI, con marcado estilo renacentista, que muestra al espectador dos caras y arcos distintos. Todo depende si se mira su cara exterior, orientada al noreste, o la interior, encarada hacia la plaza Mayor, remanso de solana y centro neurálgico de la vida cotidiana.
Herrera tiene casas blasonadas que recuerdan estirpes y clases de nobleza distinguida. Y por tener, tiene su templo parroquial, con torre de buena cantería y tres naves separadas por pilares. En su interior se encuentra un retablo mayor salomónico y en la nave de la epístola, un retablo rococó con esculturas de san Francisco Javier.
De todos modos, casi seguro que no pasará desapercibida su plaza de toros. La misma fue construida en 1952 sobre los restos de su antigua fortaleza, en particular, sobre las ruinas de las caballerizas. Es el coso para rendir culto a la fiesta nacional que goza de buena salud en Herrera.
Herrera de Pisuerga pertenece a la comarca del Boedo y se enmarca en el área más suave y sureña de la montaña palentina. Fue la antigua Pisoraca de los romanos y ostenta el título de ciudad desde 1902. Sus yacimientos arqueológicos, de relevada resonancia, o la fama de sus huertas son dos de sus distintivos.
La villa rinde tributo a la Virgen de la Piedad y destacan la plaza de toros y el Festival del Cangrejo, de prestigio regional, sin dejar de lado su ya mencionada huerta, envidia de la zona y culpable de su extraordinaria y refinada gastronomía.
martes, 16 de diciembre de 2003 a las 0:00
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Desde el punto de vista toponímico y según las investigaciones del estudioso Roberto Gordaliza, el n...
Desde el punto de vista toponímico y según las investigaciones del estudioso Roberto Gordaliza, el nombre de Herrera deriva del latín ferraria (herrería) . Respecto a su apellido, de Pisuerga, está claro que alude al río y algunos autores lo relacionan con el otro nombre que tuvo la ciudad: Pisoraca (si bien este nombre latino, tal y como apuntan los entendidos 'se aplicó sólo a una ciudad de la vía romana en la época antigua. Sólo en el medievo se aplicó al río', comenta Gordaliza). El caso es que siguiendo distintas derivaciones, incluyendo las griegas y las de origen ibérico, se ha llegado a la conclusión de que Herrera de Pisuerga significa lo siguiente: 'La Ciudad de la Herrería al lado del río de las dos ciénagas (Pisuerga)'. Ahí es nada, pero es verdad.
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