HOMBRES DUROS DE LA SIERRA
El día 6 de diciembre de 2003 estuve en Palacios de la Sierra. Me hallaba tomando café en el bar de los jubilados. Apareció un hombre a quien yo no conocía, que pidió un café y una copa. Inmediatamente acaparó mi atención. Me puse a hablar con él y en una breve charla pude comprobar algunas cualidades extraordinarias de este hombre de Castrillo de la Reina, que vivía en la Residencia de Ancianos de Palacios y que a las cinco y media de la tarde debería estar de nuevo en la Residencia para merendar.
Me pasé la tarde pensando en él, y, de regreso a casa, me puse a componer el poema que viene a continuación:
A UN HOMBRE ENVIDIABLE
Palacios de la Sierra
6 de diciembre de 2003
por Florencio Chicote
Ojos dulces, vivarachos
en una cara risueña;
mente lúcida y despierta,
que aún fantasea y sueña.
Paso lento pero firme;
de conversación amena;
verbo fluido y tranquilo,
palabra firme y serena.
Medio siglo de bregar
sin faltar un sólo día
a la cita con tu tren,
tus vagones y tu vía.
Cuerpo encorvado hacia el suelo,
ese suelo que has pisado
¿cuántos tiempo?... casi un siglo,
haya llovido o nevado.
Suelo que espera un descuido
de nuestro amigo Tomás
para acogerlo en su seno
y no soltarlo jamás.
Vuelve mañana a por mículas
aunque ya no estén lozanas;
sigue cuidando el jardín
mientras conserves las canas.
Ya te has tomado el café;
Tomás, termina tu copa;
media hora hay de camino
hasta ese hogar que te arropa.
lunes, 08 de diciembre de 2003 a las 0:00
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