Pueblos pequeños: ¿Merecen ser habitados?
 Si te gusta la soledad vive el invierno, en un pueblo de pocos vecinos. Solo serán las calles las que te acompañen en tu camino y alguna mirada incrustada en cristales empañados, se preguntará con desidia: ¡ qué pocos aguantan esa amiga tan silenciosa!
En verano entre risas, tragos y meriendas, los unos con los otros ahuyentan los tristes augurios del resto del año. Dos cálidos meses son suficientes para desterrar la mala follá que hay en un pueblo pequeño.
Construyendo una mejor casa que el de alrededor nos sentimos más fuertes y seguros, pero para hacerlo hemos talado varios árboles y hemos sellado con hormigón muchos metros cuadrados, y seguro que esos árboles autóctonos jamás se volverán a replantar, sencillamente porque no dan fruta.
El paisaje, esa esencia e ideosincracia que graba la marca del ser, pueblo, eso no interesa al recién llegado.Son sus ladrillos lo admirado y lo que enseña al otro. A eso ha venido ahí, a mear como un perro, y hacer territorio y huella, que al final desaparece, porque todo ello es efímero y lo unico que queda es el duro invierno maridado con esa permanente soledad. Y pocos son los elegidos para habitarla.
miércoles, 16 de junio de 2010 a las 19:40
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Los pueblos, esos trozitos de vida.
Desde que los pueblos se han urbanizado y las casas se territorializan con tapias y vallados, la comunicación se ha ido poco a poco silenciándose.
Llegamos con nuestro coche y sin hacer paradas nos dirigimos al territorio ya delimitado.
Allí concentramos todos nuestros afanes por imitar a los chaletes de los más pudientes, plantando árboles exóticos y si se puede: excavar la piscina a medida del terreno. Siempre pensando en lo que tiene el otro, para imitarle, y no vivir nuestra propia vida con nuestros medios y carencias.
Se nos pasa el tiempo en ese "vivir" ficticio, poseyendo cosas inútiles y caras,para que los otros las vean. Dejamos de ser auténticos para ser espantapájaros de la imitación ajena. Vivir y sentir en la transparencia y la autenticidad, ese es el lema para disfrutar de la vida.
miércoles, 02 de junio de 2010 a las 20:00
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Niños enarbolando escopetas de perdigones en Hermosilla, en verano de 2009.
¿Por qué padres incultos, seguís comprando a vuestros hijos esos instrumentos de muerte para las aves y pequeños animales del campo?
¿Acaso no habeís aprendido a valorar los bienes de la naturaleza ? ¿Por qué continuais enseñando a vuestros hijos las rancias y detestables costumbres de matar animales por diversión?
Nada habeís aprendido en los 40 años que llevaís en la ciudad. La riqueza de los pueblos se encuentra en su paisaje habitado por nuestros amigos los árboles y la biodiversidad de animales y plantas. Todo y todos deben tener una vida digna y si existen es porque son útiles en la naturaleza. ¿Quién eres tú, para quitarles su bien más aprecido?. La existencia, la ùtil vida.
miércoles, 02 de septiembre de 2009 a las 23:42
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Con todo el desprecio a esos ladrones de nogales.
Es ya el segundo año que una o varias personas vecinas del pueblo de Hermosilla, se dedican, no sé por qué y con qué maldad a robar nogales recién plantados.
A estos cobardes y ruines personas mi mayor desprecio, y espero que pronto sean localizados por el Seprona, y paguen una buena multa por tal fechoría. ¡Tanto les molesta, que plantemos nogales en nuestras fincas! ¿De qué van estos sinvergüenzas?
miércoles, 15 de abril de 2009 a las 15:23
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CARRETERA CRUZANDO HERMOSILLA.
Sí. Me gusta el concepto de pueblo, sinónimo de tranquilidad, no prisas, no coches, no ruidos, gente que se para a hablar sin mirar el reloj, bellos paisajes, ríos, animales correteando por el campo o cantando en las espesas arboledas, y las casitas bajas con sus huertas y jardines. ¿Por qué políticos de tres al cuarto, nos exportaís los errores de vuestras ciudades?
¿Quién fué el mal nacido que se le alumbró la idea de pasar la carretera Oña-Burgos por la calle principal del pueblo en el año 1980? ¿Dónde se queda la identidad como pueblo, su atractivo para recibir personas y buscar lo que las ciudades no tienen, paz y relajación?
No es de extrañar que los pueblos se queden deshabitados, tienen muy poco que ofrecer al que huye de la ciudad.
Le traen los coches en calles no preparadas, sin semáforos, sin pasos peatonales, sin badenes de reduccion de velocidad. Lo que sobra en la ciudad pero con menos garantías de seguridad. Y esto no se puede tolerar, políticos de tres al cuarto. Vosotros sois los culpables que los pueblos queden abandonados.
Queremos pueblos con calidad de vida conservando sus apreciados valores paisajísticos y humanos. No queremos carreteras comarcales que cruzen el pueblo, donde nos jugamos la vida a la ruleta rusa. Abel del Olmo.
jueves, 26 de marzo de 2009 a las 16:00
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