UN CURA PARA RECORDAR (Don Teódulo Viñuelas Viñuelas)
En el pueblo de Aranzueque y durante los años sesenta y principios de los setenta, ejerció su función sacerdotal, don Teódulo Viñuelas Viñuelas, natural de Viñuelas (Guadalajara).
Su paso por esta localidad, supuso para sus habitantes, una época marcada por una serie de cualidades que él supo crear con su manera de ser, tales como: confianza, amistad, simpatía, agrado, así como una práctica del apostolado a su manera. Bien podríamos decir que se comportó como un cura campechano.
Con todas las gentes del pueblo fue agradable y afectivo, e incluso chistoso en ocasiones.
Procuraba ser ameno en sus celebraciones litúrgicas, para no cansar a sus fieles.
Sabía estar en todas las partes, incluso en el bar, donde solía tomar una coca cola y conseguía que algunos feligreses, de los poco practicantes, le acompañaran hasta la iglesia en algunas ocasiones, para después de la Santa Misa , continuar dialogando con ellos, en un ambiente alegre, sano y hasta divertido.
Era fiel devoto de los patronos de la villa, San Antonio de Padua y Santo Domingo de Guzmán.
Se hospedaba en casa de Raimundo Ortega.
Su afición a la caza era extraordinaria, a pesar de la desacertada puntería en sus disparos, mas como entonces abundaban los conejos, a veces traía alguno, aunque quizá hubo de vaciar casi toda la canana para conseguirlo; además disponía tanto del término de Aranzueque como del de Valdarachas para practicar su deporte.
Hubo anécdotas, relacionadas con su gran afición, dignas de recordar:
- El guarda del Monte Alcarria, le hizo correr, echándole el alto, pero no se detuvo.
- Sus perros, que a veces le esperaban para ir de caza, en la puerta de la iglesia, en alguna ocasión, impacientes, se introdujeron en el templo, a la vez que celebraba la Santa Misa.
- Otra vez la Guardia Civil de Tendilla, le paró cuando venía de caza con su Gordini, pero no llevaba documentación, y aunque alegó que era el cura de Aranzueque, los guardias no le creyeron, pues la vestimenta que llevaba, no le hacía parecerse a un sacerdote; y los agentes le tomaron la matrícula, a la vez que le obligaron a presentarse lo antes posible en el cuartel de Tendilla con los oportunos documentos.
- En una ocasión de las que regresó de su cacería con las manos vacías, se le ocurrió coger unas palomas de la torre de Valdarachas , y para que tuviesen plomos en su cuerpo, las colgó atadas en un árbol y disparó, mas como ya era de noche, produjo el consiguiente susto en la aldea.
- En otra circunstancia, mató sin querer una perra muy cazadora, cuando perseguía a un conejo, se la había dejado Rafael Loeches.
Y así hubo muchos sucesos, que después él repasaba con sus gentes, produciendo el consiguiente alborozo.
Otra de sus aficiones era el fútbol, su equipo el Barsa, cuando era televisado algún partido del Barcelona, nunca se lo perdía.
Al final se despidió de Aranzueque, yendo a ejercer su función pastoral a su pueblo natal: Viñuelas, donde era muy querido por todos sus paisanos; esto demuestra sus grandes dotes personales, pues para él no tuvo efecto aquello de que nadie es profeta en su tierra. Don Teódulo sí fue profeta en su pueblo.
Trabajó con gran interés en la restauración de la iglesia de su pueblo, así como en otros de su jurisdicción como Villaseca de Uceda.
Los habitantes de Viñuelas le han dedicado el nombre de la plaza de la Iglesia. Allí se puede leer una placa que dice: Plaza de don Teódulo Viñuelas.
Una inesperada y atroz enfermedad se lo llevó a la edad de 69 años.
Descanse en paz don Teódulo.
Manuel Calvo García (manucalgar@yahoo.es)
sábado, 04 de septiembre de 2010 a las 21:46
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