Pedro de la Cruz.
El ESPÍRITU DE LA NAVIDAD
¿Qué es el espíritu de la Navidad?
tal vez nadie lo sabe con seguridad.
O tal vez sí, y en vano
no lo quiere manifestar.
La Navidad es como el viento;
llega y volando se va.
Iluminando a los rostros,
tristes los deja cuando se va.
Hasta los más bravíos
derrochan alegría y paz,
dándose las manos
con verdadera fraternidad.
Los corazones se ablandan
se unen las manos y se pide paz,
para cuando llegue la noche
sea todo amor y fraternidad.
La sonrisa de un niño
dibujada en una estrella fugaz,
anunciando en el cielo el final
de esta noche que comienza
y al poco tiempo se va.
Cuántas veces nos hemos preguntado qué es el espíritu de la Navidad y no encontramos respuesta. Quizás la respuesta esta ahí, en no tener respuesta al final.
Ya que no encontramos solución al enigma, podemos ponernos a imaginar:
¿Quizás es meter la mano en el monedero cuando la de otro ser humano está extendida pidiendo la voluntad?
¿Quizás es ese deseo de contactar con los seres queridos que se encuentran lejos y poderlos abrazar?
¿Quizás es cuando al vecino y a pesar de tus diferencias sientes el impulso de desearle buenas fiestas de Navidad?
¿Quizás es ver los pueblos y ciudades iluminados con bombillas de mil colores y mucho más?
¿Quizás es el consumismo con voracidad?
¿Quizás es el compartir la cena en la misma mesa esos hermanos que por una tontería se habían dejado de hablar?
¿O tal vez es ver la cara de un niño recibiendo sus regalos de Navidad?
No lo sé, son muchas preguntas que soy incapaz de contestar. Solo sé que la Navidad, ilumina hasta el rostro del de la mano tendida, llenándole la cara de felicidad.
Quizas??????????????
viernes, 25 de diciembre de 2009 a las 22:48
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DE LA CRUZ
NOCHE DE NAVIDAD
La navidad es el camino los humanos se desean paz, apretándose las manos con una gran sensibilidad.
En las chimeneas medialunas junto a ellas la humanidad, en hermosas mesas redondas ó en mesa rectangular.
Ojala todos los días fuese primavera ó noches buenas de navidad, donde los hombres se aprietan las manos con esa sincera fraternidad.
Aunque parezca una utopía todavía lo podemos lograr, que todos los días sean primavera ó noche buena de navidad
Poniéndole mucha imaginación y una buena dosis de voluntad, donde no importe tanto la fecha sino la verdadera fraternidad.
Que hermosa que es la vida cuando hay armonía y paz, rodeando toda la mesa redonda o rectangular.
domingo, 13 de diciembre de 2009 a las 1:15
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Pedro de la cruz
Postal de Navidad.
ENTRAÑABLES FECHAS.
Entrañables fechas se acercan, de encuentros, besos y abrazos, de espirales de humo en las chimeneas, de medias lunas junto a la hoguera; el niño Jesús en su cuna de paja y todas las figuritas de madera. Sacecorbo con el Picozo coquetea, cuando se exhibe tan lindo con sus tejados cubiertos de nieve solo el campanario, despejado queda. Desde lo alto del Picozo se divisan las liebres como corretean, dejando su rastro y sus huellas, cuando buscan entre la nieve, para comer, algo de hierba buena. El manto blanco reposa sobre la tierra, fertilizando de esta bendita manera, para que la semilla depositada ofrezca una buena cosecha. Desde el alto mágico imagino mi vista como se recrea, viendo todo el manto blanco cubriendo toda la tierra, y mis pensamientos volando, hasta los confines de las praderas. La ventisca en la noche gélida los portones cubiertos deja, enclaustrando a los lugareños hasta que por fin la primavera llega. Cuánta morriña de no poder estar cerca, y disfrutar de esos buenos momentos junto a los churrascados troncos de leña, contando historias de siempre, contando historias y anécdotas, hasta que las brasas se apaguen y comience de nuevo la primavera.
Para todos mis familiares queridos, mis amigos y todos mis lectores, os deseo unas felices fiestas y un próspero año nuevo. Que el encuentro junto a vuestros seres queridos, sea un gran momento. Unámonos junto al árbol, en un abrazo extensivo que abarque a todo el mundo unido, para conseguir que sea mucho mejor y permanezcamos siempre unidos. Aunque parezca una utopía, todavía podemos conseguirlo, solo hay que ponerle un poco de imaginación, y parecerá que siempre es primavera y estío.
FELICES FIESTAS Y PRÓSPERO AÑO A TODOS
miércoles, 09 de diciembre de 2009 a las 16:33
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Pedro de la Cruz
DESDE LO ALTO DEL PICOZO.
En mis escritos posiblemente idealice demasiado al Picozo; la razón es que para mí es un lugar emblemático y especialmente entrañable, a pesar de su sobriedad. Cuando cierro los ojos y sueño, me sugiere mil y un pensamientos, mil y un perfumes y cientos de paisajes.
En verano, desde su cumbre, se divisa la inmensidad del campo con sus rastrojos perennes, después de haber retenido con firmeza los va y ven de esas espigas verdes balanceadas por el viento, como capote del gran maestre. Hasta que en otoño llega y el labriego los envuelven. Los campos desiertos dejan a Sacecorbo en medio perenne, mientras pasa el tórrido verano y los labriegos se preparan para el otoño casi presente. En esta época, la cosecha ya está en el troje. Se acerca San Bartolo, fiesta grande, que los lugareños bien se merecen. Pronto llega el otoño. Esos campos áridos de rastrojo, los labriegos los transforman en un tapiz al óleo de mil matices donde predomina el color ocre, quedando la silueta del coqueto pueblo, como la puesta de sol cuando corona con sus rayos luminosos a los nubarrones negros.
Comienza el invierno, con su manto blanco en la copa de las encinas de hojas verdes. Y las casas con sus tejados cubiertos de nieve. En el interior sus gentes, contando historias interminables de siempre, que se repiten en el tiempo pero no por eso dejan de ser presentes, mientras en el hogar se consumen esos troncos de leña secos, que dejan florecer la llama alegre. Y la nieve en los campos, solo contrastados en su blancura, por el correr de las liebres y el humo negro de las chimeneas de los lugareños de rostros indelebles, que esperan que por fin la primavera llegue.
La primavera ya ha llegado, cubriendo de mil colores sus amaneceres, dejando perfumes salidos de los arbustos verdes, impregnándolo todo de agradables olores, de amapolas y de trigales verdes, abrazando a Sacecorbo que en todas las estaciones, ha quedado perenne.
POEMA PARA EL PICOZO
A lo alto del picozo perfumes transporta el viento, para aromatizar a los amantes, que en su lecho se están pretendiendo.
La primavera es efímera, como también lo es el invierno. la sucederá el caluroso verano hasta que llegue el otoño eterno.
Sacecorbo, a su falda sereno celoso está del viento, porque rozo su piel morena casi en lo alto del cielo.
El otero vigila a lo lejos que el picozo no le quite el tiempo, porque se pone muy nervioso aunque el aire también roce su cuerpo.
La Barbarija, la Fuente y el Chorlite, manan sus aguas tranquilas y serenas. su belleza con el Picozo compiten y Sacecorbo a sus pies se derrite.
Las estaciones son efímeras mientras el pueblo aguanta perenne, con sus habitantes erguidos y alegres llenos de vida y sueños indelebles.
martes, 06 de octubre de 2009 a las 0:11
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Mando de nuevo el poema LA,MEMORIA. Por error, no se copio todo.
LA MEMORIA
Miro al horizonte y me pierdo, no encuentro ni rostros ni nombres, solo encuentro lagrimas fundidas en las tinieblas del paso del tiempo.
Algunos apodos quedan a lo lejos que intento ponerles rostro y nombre, mas el olvido es tan grande, que en la oscuridad del tiempo no encuentro.
Como ha sido posible el olvido cuando en el tiempo tanto e querido, será la distancia entre los pueblos la que ha puesto barreras a mi destino.
Quiero recuperar mi memoria de todo el tiempo perdido, visitando ese lugar tan bello y recuperar los sentimientos perdidos.
Ramillete de rosas y claveles bellos, la quinta del cuarenta y ocho que el destino nos separo, y nos dejo huérfanos de nuestros rostros bellos.
Solo tardes de baile de guitarra hueca nos dejo el tiempo grabados en mente, con las madres sentadas en los poyetes vigilando sus retoños verdes.
Tiempo de abarcas y de terruño ocre, de corridas en blanco y negro, de saltos de rana de cordobeses en las plazas de de los mejores carteles.
Tardes de judías secas y actitudes alegres, de moras negras en zarzales silvestres, de caminos de polvo y conversaciones alegres, por las veredas entre praderas verdes.
Adonde quedaron aquellas tardes mágicas de bellos atardeceres, donde el arco iris rompía el horizonte de los campos de trigales verdes.
Mis ojos se humedecen cuando intento recordar el tiempo de aquellos rostros de tallos verdes transformados ya, en rastrojos indelebles.
domingo, 20 de septiembre de 2009 a las 12:01
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