Breve historia de Betancuria

Fundada en 1404 por Gadifer de La Salle y Juan de Bethencourt, recibe su nombre en honor de éste último. Desde su fundación se convirtió en capital y centro rector de la Isla y en ella radicaron históricamente los órganos de administración y gobierno insulares. Su Iglesia-Catedral de Santa María de Betancuria, edificada originariamente en estilo gótico-normando, sufrió diversos choque por parte de Xabán Arraez destruyendo la edificación, hasta el punto que sólo se conserva el pirmer tramo de la Torre del Campanario y las basas de las columnas de la construcción primigenia. En 1620, los habitantes reconstruyeron la actual Iglesia-Catedral de Tres Naves. Destaca de su interior el retablo de la segunda mitad del siglo XVII, el rico artesanado mozárabe, especialmente el de la Sacristía, así como el Coro y el Baptisterio. Llama especialmente la atención la disposición del suelo, toda vez, que se trata de antiguos enterramientos.
Mención aparte merecen la Ermita de San Diego y la iglesia Conventual, en cuyo lateral se pueden aún observar los cimientos del que fuera primer convento franciscano de las Islas Canarias, en el cual residió San Diego de Alcalá.

El carácter histórico de la Villa ha determinado la ubicación en ella del Museo de Arte Sacro y el Museo Arqueológico y Etnográfico, en los que se pueden admirar piezas de gran valor histórico-artístico.

Siguiendo en sentido inverso la ruta de los conquistadores, se encuentra la Vega de Río Palmas, en el interior de cuya Ermita se puede admirar, tallada en alabastro, la imagen de la Nuestra Señora de la Peña, patrona de la Isla, en honor de la cual se realiza cada segundo sábado de septiembre la "Romería de la Peña", fiesta de gran arraigo popular. Esta celebración constituye una gran manifestación de fervor popular y un muestrario perfecto del folclore, la artesanía y, en general, de las tradiciones culturales de la Isla.
Dentro de este municipio también merece ser destacada la Ermita de Santa Inés, situada en el valle homónimo, construida poco después de la conquista por deseo de Doña Inés Peraza, señora de la Isla.

A comienzos del siglo XVIII se produce el primer resquebrajamiento en el monolítico poder de Betancuria con el traslado del gobierno militar a La Oliva. Pero no sería hasta el siglo XIX cuando comience a perder su hegemonía insular, en el que pierde paulatinamente la supremacía, al ritmo de las transformaciones socioeconómicas, administrativas y religiosas por disolución del Antiguo Régimen y el despegue económico del área oriental de la Isla. Estos procesos acentúan las tensiones locales y acelerarán el debilitamiento de Betancuria en favor de otros núcleos de población como Pájara, La Oliva, Antigua o Puerto Cabras (Puerto del Rosario).

En el orden religioso, Betancuria dejó de ser parroquia única de la Isla también en el siglo XVIII, cuando se crearon las ayudas de parroquia de Nuestra Señora de Regla (Pájara) y Nuestra Señora de La Candelaria (La Oliva). Por último, en 1792, entró en vigor una nueva restauración parroquial. Con ella se consolidaban como parroquias independientes Antigua, Casillas del Angel, Betancuria, Tuineje, Pájara, Tetir y La Oliva. Betancuria, pues, había dejado de ser parroquia única de la Isla.

En el ámbito de la administración civil, Betancuria continuó siendo sede del Cabildo Insular hasta 1834, aunque su autoridad era cuestionada desde 1808, período en que Antigua comienza a luchar por el traslado de la capitalidad a su territorio. Esta pugna supuso el traslado del Juzgado de Primera Instancia a Antigua en 1834 aunque sólo transitoriamente, pues en 1835 fue trasladado el partido judicial de la Isla a la de Lanzarote.

lunes, 29 de agosto de 2005 a las 0:00