Muere Clemente y, con su muerte, se busca un nuevo papa
Clemente Domínguez Gómez, el autoproclamado "Papa Gregorio XVII de la Orden de los Carmelitas de la Santa Faz", murió ayer en la localidad sevillana de Utrera, en cuya pedanía del Palmar de Troya se levanta el templo de esta agrupación religiosa. Según han informado fuentes del Registro Civil de Utrera, el fallecimiento tuvo lugar la pasada madrugada y la orden religiosa ya ha solicitado una licencia de enterramiento.
Clemente Domínguez, sevillano de 59 años, fue ordenado obispo el 11 de enero de 1976, mediante unos ritos al margen de la liturgia católica, por el arzobispo vietnamita Pedro Martin Ngo-Din Thuc, el mismo que le había hecho sacerdote el 31 de diciembre de 1971. Este obispo dimisionario fue presentado a los seguidores de Clemente por el arzobispo integrista francés Marcel Levfebre.
En la jornada del 27 de agosto de 1978, Clemente Domínguez Gómez afirmó haber recibido un mensaje de la Virgen, en el que le mandó convertirse en Papa y ese día se autoproclamó máximo pontífice, con el nombre de Gregorio XVII.
Años antes, el 30 de septiembre de 1969, Clemente afirmó haber tenido una visión de la Virgen, en el lugar llamado Palmar de Troya, y en 1970 se estigmatizó, haciendo así que las autoridades eclesiásticas tuvieran que enviarle dos comunicados, uno el 18 de mayo de 1970 y otro el 15 de marzo de 1972, en los que desautorizaban esos supuestos fenómenos sobrenaturales.
lunes, 11 de abril de 2005 a las 0:00
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