HISTORIA DE MONTEMAYOR
Es un municipio de la provincia de Córdoba distante de la capital a 32 Km., situado en la campiña cordobesa y emplazada sobre el monte de mayor elevación del entorno que justifica el uso de su nombre propio de esta villa, utilizando además el sobrenombre de Mirador de la Campiña. Su origen se remonta a época preiberica que se testimonia con los numerosos restos arqueológicos hallados en su entorno como cerámica campaniforme y fragmentos de esculturas y exvotos ibéricos. Durante la romanización se conoció a este lugar o poblado como Ulía y sobre el origen de este nombre tras la investigación existen dos teorías: la primera considera Ulío es un vocablo turdetano que significa monte y la segunda que Ulio es un nombre propio perteneciente a un rey fundador de la ciudad en referencia a Sículo I o Siculo II. En la segunda mitad del siglo I a. C, la ciudad vive una etapa Bellum Hispaniensis de Aulo Hircio siendo la única ciudad civil contra Pompeyo. En el año 46 a.C,Cneo Pompeyo sitia Ilia mientras que su hermano,Sexto se establecía en Córduba. Cuando llego César a Hispania envía un ejército de dos mil cuatrocientos infantes y el mismo número de caballeros al mando de su subordinado, Lucius Vibius Paciecus mientras el se dirigió a Corduba. Tras la victoria en Munda contra Pompeyo en el año 45 a. C., la ciudad fue favorecida por su lealtad a Cesar y sus habitantes recibieron donación de tierra y exención de impuestos, otorgándole el título de Fidentia, en exaltación de su fidelidad a Cesar. La ciudad tuvo su esplendor y los restos arqueológicos encontrados demuestran su importancia de entonces hallándose monedas de Ulía, esculturas e inscripciones asi como abundantes materiales bélicos. Tras la decadencia del Imperio romano afectaría también a la ciudad y posteriormente pierde su interés quedando como testimonio que fue la sede de cristianismo en la Bética y que su silla catedralicia fue ocupada en el siglo II d.C por San Cuadrado. Después con la civilización visigoda pierde su popularidad y comienza una etapa de decadencia no encontrando testimonios de esta época. Tras la invasión árabe en el 711 d.C fue uno de los quince distritos en los que se dividía la Cora o provincia de Córdoba y recibe el nombre d Ulyat Kanbaniya siendo citada por Al-Sahquindi como tierra de abundante y excelente trigo. En el año 1233, el rey Fernando III El Santo en su conquista de Al-Andalus ocupa el lugar, que se encuentra abandonado y ruinoso y se le llama Montemayor. Tras la conquista de Córdoba por Fernando II El Santo, el territorio forma parte del Señorío de Fernán Núñez de Témez con el castillo de Dos Hermanas, junto al río Carchena. En el primer tercio del siglo XIV, el rey nazari Muhammad IV lo ocupó varias veces a través de su razzias en la frontera del su reino y posteriormente es D.Martin Alfonso Fernández de Córdoba, tataranieto de Fernán Núñez de Témez y Adelantado Mayor de la Frontera quien solicita permiso para su repoblación al rey de Castilla Alfonso XI concediéndoselo en 1340. El Castillo de Montemayor se construye utilizando los materiales de Ulía, también procedentes del Señorío de Fernán Núñez heredado por su mujer,Dª Aldonza de Haro que poseía este título. Martín Alfonso muere en el año 1349, heredando el Señorío su primogénito Alfonso Fernández de Montemayor, Adelantado Mayor de la Frontera quien se mantuvo fiel a Enrique II de Trastámara siendo concedida la villa de Alcaudete. Otros personajes de este linaje fueron, Alfonso VI Fernández de Montemayor, que participó en la conquista de Granada junto a los Reyes Católicos y Martín IV Alfonso, séptimo Señor de Montemayor quien colaboró con el Emperador Carlos I en las guerras contra Francia y fue nombrado virrey de Navarra. Al mediados el siglo XV, Montemayor disponía de una población de 112 vecinos y su Señor D.Fernan Alfonso de Montemayor, obtuvo el privilegio para la repoblación de Montalbán de Córdoba, localidad cercana a 7 Km. de Montemayor. Trascurridos varios siglos, en el siglo XVII la casa de Oropesa fueron los Señores del lugar en el siglo XVIII, pasaría a depender de los Señores de Frías. Tras la Guerra de la Independencia en el siglo XIX, fue lugar de correrías del famoso guerrillero, el Brigadier Francisco Abad Moreno El Chaleco quien dirigía su partida de patriotas y fue el azote de los invasores franceses por sus acciones bélicas en la comarca de Despeñaperros. A principios del siglo XIX, tiene su protagonismo por su proximidad a Bailen, donde se escenifica, la célebre batalla de la Guerra de la Independencia, contra los franceses En el año 1833, Javier de Burgos, ministro de Fomento, realiza la división administrativa del reino de España, e inscribe a Montemayor, dentro de la provincia de Córdoba. Las Cortes de Cádiz suprimían los Señoríos jurisdiccionales mediante el Decreto del 6 de julio de 1811, pero una vez derrotados los franceses y expulsados de España, los avatares políticos (vuelta al absolutismo) hicieron frenar las reivindicaciones de los ayuntamientos de recuperar la plena jurisdicción sobre el territorio del municipio y sería en 1834, cuando tras la introducción del régimen liberal, definitivamente queda abolido el régimen señorial. A lo largo del siglo XIX, durante la vigencia de los distintos gobiernos liberales se van a producir las desamortizaciones que es un proceso de expropiación o nacionalización de las propiedades de la Iglesia en concepto de venta de los llamadas manos muertas, nombre que recibieron las instituciones como la Iglesia y los Consejos que no podían vender sus tierras. Las Guerras Carlistas, iniciadas contra el gobierno liberal tenían a los insumisos del norte (vascos y navarros), catalanes y valencianos, todos juntos a una activa Institución, que será la Iglesia, quien avivaba desde el púlpito la sedición y rebelión contra la monarquía liberal y ésta, inició el proceso de desamortización de los bienes de la Iglesia para poder sufragar con medios económicos la formación de un ejército, dotado de pertrechos y soldados para combatir a las partidas facciosas que querían imponer por la fuerza, el régimen absoluto. Posteriormente se suceden otros pasajes históricos como la Revolución y Constitución del 1869, el gobierno provisional del general Serrano, el reinado de Amadeo I de Saboya, la I República en 1873, período que termina con el golpe del Estado del general Pavía, quien entra con las tropas en el Congreso en 1874, seguido por el pronunciamiento militar del general Martínez Campos en Sagunto en el año 1874, imponiendo por la fuerza de las armas, la Restauración de la monarquía borbónica, en la persona de Alfonso XII. A lo largo del siglo XIX, se consolida como villa importante y tras el incremento demográfico, se produce una expansión en las actividades productivas, especialmente la segunda mitad del siglo XIX. Ya en el siglo XX, se produce un cambio político, con la proclamación de la II República, he iniciada la Guerra Civil, Montemayor, es ocupada por el bando nacional. En mi libro: "La España crítica. Una Iberia posible comento esta tragedia humana y manifiesto: Desgraciadamente, la anarquía existente en las dos Españas enfrentadas, trajo, sin por ello olvidar, otras sangres inocentes derramadas, con los métodos represivos de los dos bandos, que usaron la extrema dureza. Vamos a recordar, dos víctimas de esta barbarie, la desaparición de dos personajes, que la sufrieron, en su persona, dos genios de la pluma, Federico García Lorca y Ramiro de Maeztu, inútilmente sacrificados, por el odio enfermo de los contendientes. Olvidemos para siempre esta tragedia, con su memoria histórica y sepultemos definitivamente, la triste realidad, que denunciaba Mariano José de Larra, del convulso periodo decimonónico: Aquí yace media España, murió de la otra media. Recordemos tiempos pasados, donde reinaba la armonía en el pueblo y todo el estrato social, participaba en actos colectivos como se refleja, el gran genio pictórico, Francisco de Goya, en su obra La Pradera de San Isidro con escenas de fiestas, alegría común y jolgorio popular y en otros como La carga de los mamelucos donde todo un pueblo unido, participa en su lucha contra el invasor francés. En esta escena de la Guerra de Independencia, ya un ilustrado, de mente privilegiada, D. Melchor Gaspar de Jovellanos, hacía su análisis personal y decía: España no lucha por los Borbones, ni por los Fernandos; lucha por sus propios derechos, derechos originales, sagrados, imprescriptibles, superiores e independientes de toda la familia o dinastía. España lidia por su religión, su Constitución, por su leyes, por sus costumbres, sus usos y en una palabra, por su libertad& Terminada la guerra transcurre su historia dentro del régimen de Franco hasta que en el año 1977 se incorpora como villa, tras la Ley de la Reforma Política al nuevo sistema democrático actual.
Fdo: Julio Reyes Rubio Al-Mayriti
jueves, 15 de marzo de 2012 a las 9:06
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